Autor Tiberio Castellanos |
A veces, no sé como comenzar mi descarga. Una de ellas es esta. Que
pretendo vincular a eso de las promesas y los planes que en estos
últimos días del año suelen hacerse para ser cumplidos o realizados el
año próximo.
Bueno, comienzo diciendo, que más importante que el colesterol, los
triglicéridos, el azúcar de la sangre, la presión arterial, etc, es la
persona humana a la que se refieren esos asuntos.
Aquí me gustaría tener ese libro del amigo César Cabral, que presentó
el otro día en uno de nuestros Viernes Culturales. Porque entiendo que
trata eso
de la mente sana. Y no recuerdo exactamente si del conveniente dominio de la mente sobre el cuerpo y sus travesuras.
Todo esto, a propósito de las bariátricas y otros inventos semejantes.
Y de las muchas ofertas de la gran industria del Pierde Peso. Que un pequeño derarrollo humano haría obsoletos.
Importa poco, pienso yo, el sobrepeso que tengas o que quieras perder.
Lo importante es que tengas, o que comiences a aprender a tener, dominio
sobre tus impulsos, apatencias, deseos de tu cuerpo. Que tu seas el
dueño.
Esto te hace más persona humana, aunque seas gordo o flaco.
Claro, porque, tu no eres un cuerpo, tu tienes un cuerpo. Yo tengo mi
cuerpo. Y mis pies se mueven porque yo lo decido. Estoy sentado y decido
caminar y camino, porque yo lo decidí. Y así en la cama, en la mesa,
con el ejercicio, el baño, el descanso, el celular, la TV, la
computadora, y muchas otras cosas mas: -Esta noche no, Josefina-. La
frase, como ya muchos conocen, se le atribuye a Napoleón, que era un
disciplinado militar. Pero, aunque ni tu ni yo hemos pasado por
Saint-Cyr y sus cuarteles, también podemos, como el Corso, estar a cargo
de la situación. De nuestra situación. ¿Por qué no?
Debo decir, con mi inocente descaro, que a mi me ha sido siempre mucho
mas fácil decir estas cosas que practicarlas. Y también debo decir
ahora que algunas conquistas de mi disciplina personal han sido logradas
despues de mucho afán. Y mucho tiempo. Y, algunas despues de los
sesenta. Otras después de los setenta. Y aún espero lograr algunas más
antes de los noventa.
Se vive, aprendiendo cada día nuevas cosas. Yo así lo veo. Y me
sorprendo con frecuencia del mucho tiempo que yo he tardado en aprender
algunas.
Un abrazo.
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