El Gobierno socialista francés anunció hoy que no
apoyará la legalización de la fecundación médicamente asistida ni los
vientres de alquiler a las parejas homosexuales, un día después de las
manifestaciones que reunieron en París y Lyon a miles de personas en
defensa del modelo tradicional de familia.
El primer ministro hizo saber a través de sus
colaboradores que el Ejecutivo se opondrá a todo intento de legalización
de estas prácticas en la ley sobre la familia que los diputados
comenzarán a debatir en abril próximo.
Ese anuncio, adelantado por el ministro del
Interior, Manuel Valls, representante del ala más conservadora del
Partido Socialista (PS), supone un cambio de doctrina del Gobierno, al
tiempo que levanta discrepancias entre algunos de sus correligionarios.
El presidente, François Hollande, que siempre se
ha mostrado opuesto a legalizar los vientres de alquiler, se había
comprometido durante la campaña electoral a aprobar la fecundación
asistida para las parejas de lesbianas, un derecho que ya existe en
países vecinos como España o Bélgica.
El Ejecutivo retiró el año pasado ese punto de la
ley de los matrimonios homosexuales y prometió a las organizaciones gays
y lesbianas que lo introduciría en la ley sobre la familia.
Valls aseguró que la ley sobre la familia no
entrará en el tema de la fecundación asistida para homosexuales y que el
Ejecutivo no apoyará ninguna enmienda en ese sentido.
Poco después, el portavoz de los diputados
socialistas, Bruno Le Roux, aseguró que la posición de sus compañeros no
está cerrada y que hay que esperar al informe del Comité Nacional de
Ética, al tiempo que aseguró que su grupo no se opone a "ninguna
apertura a nuevos derechos para los niños".
Más tajante fue el diputado socialista Erwann
Binet, relator de la ley que legalizó en mayo pasado los matrimonios
entre personas del mismo sexo, quien afirmó que ese texto ya permitía a
parejas de lesbianas registrar como propios hijos que habían tenido
mediante fecundación artificial en otros países.
Pero ante esa discordia, el portavoz del PS, David
Assouline, afirmó que su formación está en la misma línea que el
Gobierno y no apoyará la legalización de estas prácticas.
"El PS no quiere que en la nueva ley haya otros debates ni otras proposiciones sobre esta cuestión", zanjó.
El cambio de postura del Ejecutivo ha provocado la "sorpresa" de los colectivos homosexuales.
La portavoz de LGTB, la principal de ellas, Sylvie
Fondacci, acusó al Ejecutivo de "ceder" ante la presión de los
"sectores conservadores", que no dejan de "acosar a los homosexuales".
"No entendemos este cambio de postura que obligará
a muchas lesbianas a acudir a otros países, como Bélgica o España, como
si fueran clandestinas", aseguró, al tiempo que pidió al Ejecutivo que
clarifique su posición.
Mientras, La oposición conservadora de la UMP
acusó a los socialistas de estar en "permanente ambigüedad" sobre este
asunto, al tiempo que recordó las numerosas ocasiones en las que el
presidente, el primer ministro y el propio Valls se han mostrado
favorables a la fecundación asistida para lesbianas.
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