Cuando uno piensa en el boom de las redes sociales suele asociarlo a
la vida urbana, donde millones de personas se la pasan con la cabeza
enterrada en sus computadoras y celulares, enchufados al mundo virtual.
Pero la explosión de las conexiones a través de la Red no sólo ha
cambiado la manera de interactuar en las grandes ciudades.
También las
zonas rurales, tradicionalmente más remotas y desconectadas, están
siendo transformadas por la aparición de estas nuevas herramientas
tecnológicas.
Este impacto se siente con claridad en la región del Cono Sur, uno de
los lugares del mundo con mayor penetración de las redes sociales.
Un indicio de la popularidad que adquirieron las redes sociales en el
campo es la aparición de sitios específicamente pensados para
productores agrarios.
Plataformas como la española Agro 2.0 (creada en 2008 para “motivar
el intercambio entre las tecnologías de la información y el sector
agrícola”) agrupan a campesinos hispanohablantes de Europa y América
Latina.
A finales de 2011 el Cono Sur tuvo su propia red social rural:
Sojabook, un sitio creado por el argentino Mariano Torrubiano, que
mezcla modalidades de las dos redes sociales más populares del mundo,
Facebook y Twitter.
En sólo unos meses el sitio atrajo a más de 13.000 usuarios.
Torrubiano dijo a BBC Mundo que redes sociales como la suya están
transformado la vida de muchos productores rurales, permitiendo un
contacto entre campesinos de todo el mundo que hace pocos años hubiera
sido imposible y cambiando la forma de trabajar de muchos.
Uniendo al campo y a la ciudad
Joao Ortiz es un brasileño que trabaja para una empresa especializada en bioingeniería y agronegocios.
“Mi empresa está en Sao Paulo, un centro urbano altamente
industrializado, pero mi público vive a kilómetros de distancia, en el
campo”, contó a BBC Mundo.
“Gracias a las redes sociales pudimos no sólo acceder a nuevos
clientes en estados distantes de Brasil sino también conectarnos con
productores rurales y empresas en Argentina, Venezuela, Uruguay, Estados
Unidos e incluso con un estanciero de Europa del este”, afirmó.
No sólo el comercio rural se ha beneficiado gracias a las conexiones
virtuales que permite internet. Muchos hombres y mujeres del campo
también usan las redes para educarse e informarse sobre nuevas
tecnologías y métodos de trabajo.
El chileno Juan Roberto Aguirre es técnico agrícola y proviene de una
familia de agricultores en Melipilla, en la región metropolitana de
Santiago.
Hace dos años Juan y su esposa comenzaron a producir una serie de
videos educativos que ilustran cómo trabajan diferentes productores
agrarios y ganaderos.
Primero los transmitieron a través de Facebook. Ahora la serie, titulada Punto Rural, es un éxito en Sojabook.
“Quisimos mostrar cómo trabajan las personas en distintas partes.
Incluso aquí en Chile es muy diferente como se trabaja en cada región y
ahora alguien que está lejos, incluso en otro país, puede aprender cosas
nuevas”, explicó.
Conectados
Más allá de cómo han transformado el comercio y la educación en las
zonas rurales, quizás donde más se sienta el impacto de las redes
sociales es en la comunicación del día a día.
“Hace unos años la única forma de comunicarse con un vecino era a
través de la onda corta o la radio del pueblo”, dijo a BBC Mundo Lorena
del Río, una productora agrícola-ganadera de San Miguel del Monte, en la
provincia argentina de Buenos Aires.
“Ahora todo el mundo tiene teléfonos inteligentes y computadoras en la casa”, relató.
Esta hiperconectividad ha permitido a Del Río y a sus vecinos de
zonas cercanas organizarse de manera virtual para cuidarse mutuamente.
“Nos alertamos cuando va a venir una tormenta fuerte o granizo, y
también creamos un grupo online donde advertimos cualquier cosa que nos
llame la atención en términos de seguridad”, dijo. Así, los vecinos
utilizan las herramientas digitales para hacer frente a la creciente ola
de delitos que está afectando a las zonas rurales en Argentina.
Las redes sociales también han permitido a la agrónoma ahorrarse miles de kilómetros en viajes.
Del Río es delegada regional de la Sociedad Rural Argentina (SRA).
Gracias a Facebook en vez de reunirse con sus pares en persona suele
comunicarse con ellos a través de un grupo privado creado en el sitio
virtual, y así puede estar al día con lo que pasa en el resto del país
sin moverse de su casa.
La ruralista admite que las redes sociales le han facilitado las
cosas, aunque no está tan segura de que gracias a ellos tenga una mejor
calidad de vida.
“Si hay algo que caracteriza al campo es el silencio y la
tranquilidad, pero ahora con tanta tecnología uno vive prendido a una
máquina”, lamentó.
Brecha digital
Si bien es notable cómo internet y las redes sociales han modificado,
en muy poco tiempo, la vida de muchos hombres y mujeres del campo, lo
cierto es que esta transformación no es uniforme en todo el Cono Sur.
Todavía hay muchas zonas rurales que no tienen conexión al mundo
digital y a la telefonía celular (o siquiera a necesidades más básicas,
como electricidad y agua corriente).
Incluso en países en donde las redes sociales más están creciendo,
como Argentina, el panorama es muy diferente en la llamada región
pampeana, que concentra la mayor cantidad de terreno rural, y en el
norte o en el sur.
En otras naciones de la región la brecha digital es aún más pronunciada.
María Braga, veterinaria y productora agrícola en Uruguay, dijo a BBC
Mundo que en ese país son muy pocas las áreas rurales que tienen
conexión a internet o a la red de telefonía celular.
“Vivo en Flores, a sólo 190 kilómetros de Montevideo, pero sólo puedo
acceder a las redes sociales cuando voy a trabajar a la ciudad”,
señaló.
Bbc Mundo
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