La nueva ley de inmigración de Arizona es un problema para la relación bilateral de México y Estados Unidos. Eso es lo que parece quedar claro tras la primera reunión en la Casa Blanca entre el presidente estadounidense Barack Obama y el mexicano Felipe Calderón, quien llegó este miércoles a Washington en su primera visita de estado.
Obama dijo que los demócratas no tienen el poder para aprobar una reforma migratoria por sí solos.
En rueda de prensa conjunta en los jardines de la residencia presidencial, Obama reconoció que la "ley de Arizona tiene le potencial de ser usada de manera discriminadora" y dijo "compartir las frustraciones" que generó la iniciativa.
"Creo que la mayoría de los estadounidenses están abiertos a una reforma integral de las leyes de inmigración", dijo el presidente pero agregó que no depende sólo de él ni de su partido aprobar esta legislación.
"Confío en que puedo tener la mayoría de los demócratas tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, pero no tengo (la mayoría aprobatoria de) 60 votos en el Senado. Necesito alguna ayuda de los republicanos", dijo Obama, quien no ofreció ninguna fecha tentativa para presentar la propuesta al Congreso.
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Discriminación
En su turno el presidente Calderón dijo que había sostenido con su colega estadounidense un encuentro "histórico por el nivel de entendimiento y de confianza recíproca alcanzados", aunque quedó clara su molestia por la ley de Arizona.
Mantendremos nuestro firme rechazo a que se criminalice la migración y que gente que trabaja y aporta a esta gran nación sea tratada como delincuentes
Felipe Calderón, presidente de México
"En México somos respetuosos de la política interna de EE.UU. y de su legítimo derecho de establecer, según su constitución, las leyes que considere convenientes. Pero mantendremos nuestro firme rechazo a que se criminalice la migración y que gente que trabaja y aporta a esta gran nación sea tratada como delincuentes"
Ya en sus palabras iniciales, en la ceremonia de bienvenida a la Casa Blanca, Calderón, había calificado la ley de "discriminatoria".
"Se que compartimos el interés por dar condiciones de vida digna, legal y ordenada para todos aquellos trabajadores migrantes, muchos de los cuales, a pesar de su enorme contribución a la economía y a la sociedad, y a su progreso, aún viven en las sombras y en ocasiones, como en Arizona, confrontan patrones incluso de discriminación".
Calderón dijo a Obama que venía a "sellar el pacto de amistad que hace un año le ofreció usted a México y a los mexicanos" y al final, hablando, en inglés se preguntó si "se podían superar los desafíos" que hay en la relación bilateral.
"Sí. Sí podemos. Si trabajamos juntos", dijo Calderón usando el eslogan de la campaña que llevó a Obama a la presidencia en 2008.
Cena de estado
Según las declaraciones de los mandatarios ante la prensa, además de inmigración, hablaron aprovechar las mejoras en la economía global para revigorizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que integran junto a Canadá.
En ese punto tocaron nuevamente el tema de la entrada de camiones mexicanos a territorio estadounidense, previsto por el tratado pero bloqueado por presiones de sindicatos y empresas estadounidenses.
También se hablo de la "corresponsabilidad" en el combate al tráfico de drogas, la necesidad de controlar el lavado de dinero y el flujo de armas ilegales que alimenta a los grupos del crimen organizado mexicano.
En la tarde Calderón se reunirá en el Departamento de Estado con al secretaria Hillary Clinton y ofrecerá un discurso en la Cámara de Comercio Mexicana Estadounidense.
En la noche, Calderón y su esposa, Margarita Zavala, serán los huéspedes de honor de los Obama en la segunda cena de estado que ofrecen desde que llegaron a la Casa Blanca.
El jueves Calderón dará un discurso en una sesión conjunta de ambas cámaras del Congreso, el primero que presenta un presidente mexicano desde que lo hicera Vicente Fox en septiembre de 2001.
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