No todo el que va a votar tiene definido
por quién lo hará, a menos que sea militante o simpatizante de una entidad
política determinada, que tenga intereses
personales o compromiso con uno u otro candidato.
Aún así, la cantidad de aspirantes, por
cada partido, a las posiciones electivas en lo congresual y municipal es tan
grande que puede ponerlo a dudar sobre por quién echar su voto sintiéndose y
disfrutando su poder de decisión.
En lo concerniente a las candidaturas
presidencial y vicepresidencial, las dudas son menos, puesto que los candidatos
a esas posiciones son pocos y están bien definidos por lo que no se esperan
sorpresas.
En las otras posiciones de seguro que sí
las habrán porque a lo interno de los partidos mayoritarios hay discrepancias y
recelos entre muchos candidatos por factores diversos que influirán en la
decisión final.
El más influyente, de éstos factores, es
el despojo arbitrario de candidaturas merecidas, bien ganadas y hasta costeadas
de que fueron víctimas cientos de aspirantes tronchados en sus legítimas
aspiraciones.
Estas situaciones se dieron para cumplir
con pactos espurios que se adoptaron en momentos de crisis internas como la del
PLD para imponer la reelección, y en el PRM, para cumplir con aliados de último
momento.
Prevalecen grandes malestares y
contradicciones que, aunque se disimulen, por disciplina partidaria, persisten
a los interno del partido en el poder, e igual sucede en el PRM donde han provocado numerosos transfuguismos.
Por eso reitero mi convicción de que en
los resultados de las elecciones presidenciales no habrá sorpresa, pero en lo
congresual y municipal, hay que esperar porque algunas cosas inesperadas, van a
suceder.
Muchas encuestas y egos inflados caerán pulverizados por la contundencia de la
realidad que se manifestará en las votaciones de este domingo pese a los
esfuerzos descomunales de unos y otros para presentarse como imbatibles.
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