Autor Tiberio Castellanos |
Sí,
un aviso, dije en mi anterior descarga, para que yo , como quien dice.
"me baje de esa nube" frente a la gente a la que, con mucha frecuencia
miraba desde arriba dada "mi buena suerte" diferente a la de los otros
con muchísimos aprietos.
Dije que el aviso era y es para que yo sea mas compasivo y cordialmente
prójimo con los demás, principalmente con los viejos. Dejando claro
que, como muchos conocen, la mayoría de ellos son menos viejos que yo.
Esto de la buena suerte, hoy lo veo claramente, fue la acción de mi
Ángel de la Guarda. Pero, como no todos creen en ello, sigamos
llamándole mi buena suerte.
Quiero hablarles hoy de una área o de una porción de este asunto. Pues
son varios asuntos donde, decisivamente actuó mi buena suerte.
Como muchos conocen (es historia reciente) hubo muchos muertos durante
la llamada Era de Trujillo (años 30 al 61 del pasado siglo).
Según
entiendo, a cada dominicano que vivió esos años de aquella tiranía, le
llegó el momento en que decidió opinar sobre el estado de cosas que
vivía el país. Opinión que pudo ser un simple ¡Abajo Trujillo! que algún
trago en exceso impulsó, costándole, ese sencillo gesto, la vida. Otros
lo hicieron mas organizadamente jugándose la vida por la noble causa de
los derechos humanos de todos los dominicanos. Otros, los mas, también
se manifestaron sobre la situación del país bajo la tiranía, pero de un
modo, que algúnos clasificarían de más "inteligente", es decir
aceptando las cosas como estaban.
Mi suerte consistió en que a mi me tocó ese momento de manifestarme
sobre
esa realidad de la tiranía de Trujillo, en el año 1946. Y aquella
lucha, o proceso oposicionista a Trujillo que dirigieron el Partido
Socialista Popular y la Juventud Democrática, fue enfrentado por la
Tiranía con tan bajo índice de violencia que el historiador Bernardo
Vega lo califica de "Un Interludio de Tolerancia".
Así y todo, mataron al dirigente comunista Fredy Valdés y algun otro
que no recuerdo ahora y hubo muchos palos y prisiones. Yo, de un modo
que en mis recuerdos parece mas un sueño que otra cosa, estuve tres
meses preso en la carcel militar de la ciudad de la Vega.
Cuando leo o veo en video las declaraciones de los heroicos catorcistas
sobrevivientes de las torturas de La Cuarenta, pienso que las cosas
cambiaron
mucho desde aquellos días del año 47, cuando estuve preso en La Vega.
Nadie me
empujó ni golpeó. Me dejaban entrar la comida que me traían de un
hotelito cercano. Y al dejarme en libertad al complir los meses de
prision, el jefe de la fortaleza, Mayor Prats, me aconsejó que siguiera
practicando la oratoria en la
que, según él, yo tenía condiciones. Por supuesto, me quería decir, la
oratoria trujillista. A Dios gracias, nunca fue como el quiso, pero yo
recuerdo con agrado su sugerencia.
Un abrazo,
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