POR FERNANDO RODRĺGUEZ CÉSPEDES |
La
memoria histórica del pueblo dominicano registra dos acontecimientos que
están destinados a marcar hitos en la conciencia nacional por su contribución
al proceso democrático del país.
Estos hechos están íntimamente relacionados y
constituyen un referente ético y revolucionario digno de enarbolarse, justo en
estos momentos de carencias morales en el liderazgo político nacional.
Este domingo pasado se cumplieron 56 años del desembarco
guerrillero de Constanza, Maimón y Estero Hondo, gesta que despertó la
adormecida conciencia de de un pueblo víctima de la dictadura trujillista.
La
incursión patriótica fracasó por las delaciones que se dieron provocando que
los combatientes fueran recibidos, apresado, torturados y asesinados con saña.
La fundación, el año siguiente, del movimiento revolucionario
14 de Junio en la finca de Charles Bogaert, en las afueras de Mao, el 10 de
enero del 1960, fue el mejor homenaje a los patriotas que el 14 de junio del 1959,
arribaron al país dirigidos por el comandante Enríque Jiménez Moya buscando el
derrocamiento de la tiranía más oprobiosa de América.
La juventud de la época, sedienta
de libertad, se agrupó alrededor del carismático líder montecristeño Manolo Tavares
Justo quien, junto a su compañera de vida e ideales, Minerva Mirabal y un grupo
de valientes, fundaron la agrupación revolucionaria que libró una lucha
clandestina que culminó con la persecución, asesinatos, encarcelamiento y tortura de sus miembros.
Ambos acontecimientos,
sirvieron para exacerbar los ánimos del pueblo, la iglesia y la opinión pública
internacional contra la dictadura que sintiéndose cada vez más acorralada dio
zarpazos a ciegas, como el abominable asesinato de las hermanas Mirabal, hecho
que marcó la caída de la dictadura más sanguinaria que ha padecido el país.
Loor a los héroes y mártires
de la patria!
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