La insoportable levedad del ser
Este es el título de la famosa novela
del escritor Checo Milán Kundera a quien citamos reflexionando sobre la levedad
y brevedad de la existencia.
Sin atrevernos a cuestionar los
designios divinos, nos permitimos preguntar, ¿porqué seres como Mayra Muñoz viuda Molina tienen que irse de esta vida tan
temprano?
"Porque la vida es injusta',
dirán algunos, o "porque Dios la necesitaba a su lado", dirán los creyentes.
Pero, al margen de las razones
divinas o existenciales que puedan esgrimirse, duele que un ser tan lleno de
vida y con las virtudes de Mayra, se nos
haya ido dejándonos sin su sonrisa, sin su bondad, su capacidad de servicio y solidaridad.
Mayra, fue un ser excepcional, y no
lo digo porque fuera mi comadre, ni por los sentimientos de bondad que nos
provoca la muerte de un ser querido.
Fue una excelente esposa, madre, tía, abuela y hermana, consagrada de manera absoluta a su
familia, aunque tuvo otro gran amor, que fue el magisterio.
Su vocacion de maestra fue heredada
de su padre don Chucho y la ejerció, desde muy joven, con devoción hasta el último momento de su
vida.
El primer indicio del mal que la
aquejaba le llegó con un mareo en las aulas universitarias. Y diagnosticada su
enfermedad y en estado semi inconsciente, cuando solía balbucear algunas palabras, parecía que hablaba con sus
estudiantes.
Fue una mujer alegre, apasionada de
la vida, de su familia, de sus amigos y de su profesión. Fue una guerrera y
batalló incansablemente hasta que silencioso, traicionero e inclemente llegó el cáncer.
Lo recibió con una dignidad
asombrosa, puso su mente, su cuerpo y espiritu en manos de Dios, y aún en
estado de gravedad cuando podía pronunciar algunas palabras o realizar algún
gesto, era para prodigar afectos y
bendiciones.
Se nos fue en paz, tranquila y
silenciosa como los ríos profundos que fecundan la tierra callada y tesoneramente.
Deja a sus hijos, a sus nietos, a sus
hermanos, a sus sobrinos y a quienes tuvimos la suerte de conocerla y tratarla,
un legado de amor, de entrega de solidaridad, de responsabilidad y trabajo que debemos imitar.
Es la mejor forma de demostrarle a la
muerte que puede llevarse su cuerpo, no así su espíritu ni imagen que seguirá
entre nosotros con una sonrisa amorosa indicándonos el camino para llegar a ser
cada día mejores.
Vivirá por siempre en nuestros corazones!
Nota : nuestra Maestra recibió cristiana
sepultura en la mañana de hoy Jueves
Escrito por Fernando
Rodríguez Céspedes
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