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jueves, 11 de septiembre de 2014

Panegírico a la prof. Mayra Muñoz Vda. Molina






              La insoportable levedad del ser
 
Foto tomada de Mao en el Corazón
Este es el título de la famosa novela del escritor Checo Milán Kundera a quien citamos reflexionando sobre la levedad y brevedad de la existencia.

Sin atrevernos a cuestionar los designios divinos, nos permitimos preguntar, ¿porqué  seres como Mayra Muñoz  viuda Molina tienen que irse de esta vida tan temprano?


"Porque la vida es injusta', dirán algunos, o "porque Dios la necesitaba a su lado", dirán los creyentes.

Pero, al margen de las razones divinas o existenciales que puedan esgrimirse, duele que un ser tan lleno de vida y  con las virtudes de Mayra, se nos haya ido dejándonos sin su sonrisa, sin su bondad,  su capacidad de servicio y solidaridad.

Mayra, fue un ser excepcional, y no lo digo porque fuera mi comadre, ni por los sentimientos de bondad que nos provoca la muerte de un ser querido.

Fue una excelente  esposa, madre, tía, abuela y  hermana, consagrada de manera absoluta a su familia, aunque tuvo otro gran amor, que  fue el magisterio.

Su vocacion de maestra fue heredada de su padre don Chucho y la ejerció, desde muy joven,  con devoción hasta el último momento de su vida.

El primer indicio del mal que la aquejaba le llegó con un mareo en las aulas universitarias. Y diagnosticada su enfermedad y en estado semi inconsciente, cuando solía balbucear  algunas palabras, parecía que hablaba con sus estudiantes.

Fue una mujer alegre, apasionada de la vida, de su familia, de sus amigos y de su profesión. Fue una guerrera y batalló incansablemente hasta que silencioso, traicionero e inclemente  llegó el cáncer.

Lo recibió con una dignidad asombrosa, puso su mente, su cuerpo y espiritu en manos de Dios, y aún en estado de gravedad cuando podía pronunciar algunas palabras o realizar algún gesto,  era para prodigar afectos y bendiciones.

Se nos fue en paz, tranquila y silenciosa como los ríos profundos que fecundan la tierra callada y tesoneramente.

Deja a sus hijos, a sus nietos, a sus hermanos, a sus sobrinos y a quienes tuvimos la suerte de conocerla y tratarla, un legado de amor, de entrega de solidaridad, de responsabilidad y  trabajo que debemos imitar.

Es la mejor forma de demostrarle a la muerte que puede llevarse su cuerpo, no así su espíritu ni imagen que seguirá entre nosotros con una sonrisa amorosa indicándonos el camino para llegar a ser cada día mejores.
Vivirá por siempre en nuestros corazones!


 Nota : nuestra Maestra recibió cristiana sepultura en la mañana de hoy Jueves
                                                                       


                                                              Escrito por         Fernando Rodríguez Céspedes


      

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