POR FERNANDO RODRĺGUEZ CÉSPEDES |
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n un país donde cualquier ciudadano,
chofer, guardia, policía o empleadito de tercera categoría se cree jefe y con derecho a violar las leyes de tránsito, el
trabajo de la Autoridad Metropolitana de Transporte, resulta muy difícil.
Recientemente afirmé que la AMET
estaba haciendo un buen trabajo con la intensificación del patrullaje
motorizado en las principales vías de la ciudad, presencia que influye en el
comportamiento de los conductores.
Esta labor se ha reforzado en la nueva gestión del
general Pablo Arturo Pujols quien se ha reunido con los presentantes de
distintos sectores de la población, empezando por los dirigentes choferiles del
país.
En el poco tiempo que lleva frente a
la institución, ha arengado con frecuencia a sus tropas estimulándolas para un
mejor desempeño que se debe ejecutar con firmeza pero con cortesía, por aquello
de que lo cortés, no quita lo valiente.
Considera que los policías y
militares, al igual que los civiles, están en la obligación de cumplir con las
leyes de tránsito o serán multados y reportados a sus superiores inmediatos,
medida de difícil aplicación por razones obvias.
Es necesario que se cumpla con esta
disposición, porque resulta indignante ver a los guardias y policías andando como
"chivos sin ley", en motores sin luces, placas, cacos protectores ni
papeles, violando vías, semáforos y túneles ante la mirada complaciente de los
agentes de AMET.
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