Autor Tiberio Castellanos |
Se dice que en su Segundo Viaje, Don Cristobal Colón, después de
fundar en la costa norte de la Española la ciudad de La Isabela y tomar
rumbo al sur, penetró en un hermoso valle, que él llamó de La Vega Real.
¿Eso dicen, o lo he leído yo en algun texto histórico? No lo
recuerdo ahora. En esa historia se sigue diciendo que Colón subió a un
cerro. No recuerdo si se me dijo que a apreciar la belleza de las
amapolas florecidas o de otras plantas en el fértil
valle.
Pienso que mas bien eran otros árboles los
florecidos en aquel tiempo. Si es que tomamos en cuenta que fue mucho
tiempo después cuando Gregorio Riva comenzó a promocionar en la zona el
cultivo del cacao, que trajo consigo la siembra de amapolas que dan
sombra a los cacaotales
Sea como fuere, Colón subió a
ese cerro atalaya del Valle, y allí fue sitiado por una muchedumbre de
indios poco amistosos con el Descubridor. La cantidad de los sitiadores
la dejo, por ahora, en el término muchedumbre.
Colón
disponía de un pequeño contingente de soldados, nada despreciable pues
tenian unos cuantos trabucos, perros y caballos. Pero,
pequeño de todas maneras. Se dice
que Colón ordenó cortar unas ramas de un árbol de Níspero que allí
habia y hacer con ellas una cruz ( el hoyo donde estuvo clavada esa cruz
se encuentra hoy dentro de un templo santiario a la Virgen de las
Mercedes, construído hace ya varios siglos).
Según
parece, o creo que ya lo dice uno de los Cronistas de Indias, hubo la
Batalla del Santo Cerro, en medio de la cual unos españoles vieron, o
creyeron ver, una luz sobre uno de los brazos de la cruz. Una luz que
identificaron con la Virgen de Las Mercedes.
Como los católicos no
estamos obligados a creer o dudar de tal aparición, en Dominicana no hay
mucha polémica sobre este detalle. El problema, que es mas que una
polémica, es que muchos instruidos dominicanos dicen que de ningún modo
van a aceptar que la Virgen va a venir a socorrer
a aquellos crueles españoles
contra los indios. Pues, no había yo dicho antes, que los españoles
ganaron dicha batalla.
Esta opinión de algunos
"historiadores" y muchos "indigenistas" ha logrado que hasta curas y
obispos mantengan lo que se dice, un bajo perfil, en cuanto a la
promoción y actividades concernientes a ésta la primera tradición
mariana en América.
De todos modos, cada 24 de
septiembre, desde hace cinco siglos, por lo menos, un millar de
dominicanos de todo el país sube al Cerro, que ahora llaman Santo, a la
Misa del Dia de las Mercedes. Y muchos compran crucesitas de madera de
níspero que los moradores del lugar confeccionan. Tambien llevan a sus
casas los sabrosos
roquetes que
confeccionan las mujeres del poblado. Una tradición tan vieja como el
famoso Níspero del Cerro.
Agrego que esta
tradición tuvo sus mejores días cuando vino a ser párroco del lugar un
cura italiano del Piamonte a quien todos los que lo conocieron tienen
por santo. El Padre Francisco Fantino Falcó que así se llamaba el muy
querido sacerdote, no ha tenido para su beatificacion, un eficiente loby
en Roma. Pero no importa mucho. Francisco, el Obispo de Roma, ha dicho
recientemente, que otros muchos que no figuran en el Santoral, también
son santos.
Un abrazo.
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