Dos agentes de la Policía Nacional le escoltaron
en su exhibición ante los medios, durante la que guardó silencio, y
después le acompañaron hasta un furgón en el que salió de las
instalaciones del departamento de Antinarcóticos, ubicado en el complejo
bogotano militar de Catam.
Barrera apareció afeitado sin su característica
barba espesa, vestido con un pantalón oscuro, una camiseta polo de manga
corta y un chaleco antibalas, y con un semblante aparentemente
tranquilo.
Dos tribunales de Nueva York y uno del estado de
Florida (EE.UU.) lo requieren en extradición por los delitos de
concierto para delinquir y tráfico de estupefacientes, al considerarle
responsable del envío a su país de centenares de toneladas de cocaína
durante al menos dos décadas.
Según las investigaciones policiales, Barrera
controlaba las rutas del narcotráfico en el este colombiano (Arauca,
Meta, Vichada y Casanare), y sacaba la droga desde su país o Venezuela
en barcos que hacían transición en Centroamérica, México, Brasil,
Argentina, Uruguay y Panamá, con destino en Estados Unidos.
Asimismo, las autoridades sostienen que el capo
compraba la droga a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC) y mantenía contratos con bandas neoparamilitares dedicadas al
narcotráfico.
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