POR FERNANDO RODRĺGUEZ CÉSPEDES |
El profesor Juan Bosch hizo famosa la frase:
"En política hay cosas que se ven y cosas que no se ven, y a veces, las que no se ven son más importantes que las
que se ven". Parafraseando al ex presidente se podría decir que también hay cosas que se
dicen y otras que se callan y, a veces las que se callan, son más importantes que las que se dicen.
Estos pensamientos llegan a mí, al
escuchar durante la apertura del VIII
Congreso ordinario Norge Botello del PLD, el altisonante discurso del presidente de la organización y ex jefe de
Estado, doctor Leonel Fernández Reina, en el sentido de que su partido se prepara
para gobernar 20 años más, es decir hasta el 2036.
Sumando los 12 años en el poder del PLD,
los cuatro de Danilo más los 20
adicionales a que aspira el ex mandatario, tendríamos un total de 36 años, 6 más
que los que permaneció Trujillo tiranizando al pueblo y 14 más que los que duró
Balaguer gobernando en base a fraudes y corrupción.
Porque cuando un partido o un gobernante
decide perpetuarse en el poder,
corrompe todas las estructuras del Estado para lograr sus objetivos y en sistemas tan
vulnerables, institucionalmente como el nuestro, esto resulta fácil porque todas las instancias públicas están
supeditadas al Ejecutivo.
Creo que la euforia del momento
traicionó a un Leonel acostumbrado a
calcular cada una de sus palabras, porque hay cosas que aunque todo el mundo
las sospecha, no se deben decir, y menos con un triunfalismo provocador
y negador del sistema de partidos y la alternabilidad en el poder, bases
fundamentales de la democracia representativa.
Todo esto, unido a la decisión del Tribunal
Superior Electoral desconociendo la calidad de miembros de decenas de
perredeístas del Comité Ejecutivo Nacional, previo a la celebración de una
asamblea de este organismo anunciada por
el sector del ingeniero Miguel Vargas, crea una situación muy difícil entre los seguidores del ex presidente
Hipólito Mejía a quienes no se les está dejando ningún bajadero.
No obstante, estas situaciones han fortalecido
al PRD con los miembros del partido que se mantenían un tanto alejados de las
tendencias, pero que ven como los peledeístas se consolidan en base a su división y el uso de los recursos del Estado, además de
que se burlan no solo de una tendencia, sino de todo el partido blanco.
Como muestra de esto, aparece Leonel
Fernández amenazando con dar una "sexta pela" electoral en el 2016 a
un partido resquebrajado por sus luchas internas, en parte incentivadas por los
morados, y con durar 20 años más en el
poder a partir de las elecciones del 2016, es como para cualquiera pensar que
la única salida del PRD es la unidad.
Pero
sabemos que esto no es factible mientras
Hipólito y Miguel encabecen los dos principales grupos de la entidad política
porque con sus torpezas se han dejado arrastrar a posiciones personales que
nada tienen que ver con ideologías ni principios por lo que se hace urgente que
una nueva fuerza dentro del partido se imponga a los intereses de ambos y salve
al PRD de una inminente destrucción.
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