La idea más conocida sobre la visión de los canes se sustenta en que
estos poseen solo dos tipos de receptores de color (llamados conos)
frente a los tres que tienen los humanos. Estos receptores son sensibles
a diferentes longitudes de onda, de modo que ven una combinación menor
de colores que una persona, reseñó el portal lainformación.com.
Esto llevó a pensar por mucho tiempo que su visión se basaba más en
el brillo que en el color para distinguir entre objetos, los resultados
de este examen demuestran lo contrario.
En el experimente se contó con un grupo de ocho perros de diferentes
razas, durante nueve días, los perros asociaron la presencia de carne en
un recipiente con unos carteles impresos en cuatro colores: azul
oscuro, azul claro, amarillo oscuro y amarillo claro. De esta forma, los
perros podían estar interpretando las señales en dos sentidos: o bien
por el brillo o bien por el color.
Para descartar las dudas se realizó una última prueba, los perros que
se habían acostumbrado a que el amarillo intenso significara recompensa
se les puso una señal en azul oscuro y en amarillo claro.
Si el perro
intentaba abrir la caja azul oscura, se demostraría que estaba haciendo
su elección en función del brillo. Si optaba por el amarillo, en cambio,
su criterio sería el color.
“Para evitar confusiones”, asegura el
investigador principal Vadim V. Maximov “las dos muestras de la prueba
contenían la misma cantidad de carne y olían igual”.
Después de diez pruebas, los perros hicieron una elección basada en
el color en un 70% de las ocasiones y seis de los ocho perros tuvieron
90% de aciertos, con lo que los investigadores consideran que es claro
que pesa más el color que el brillo en su forma de percibir el mundo.
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