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martes, 30 de abril de 2013

Se nos muere Luis Labera Trufero

Escrito por Tiberio Castellanos
Luis Labera, se apaga, se nos muere. Antier, que estuvimos a verlo Máximo y yo, no podia ni hablar. 
 
No necesito decir que me da una pena enorme. No tengo que decirlo, tu sabes que los viejos vamos quedándonos solos. Y que sentimos muchísimo hasta la muerte de un contemporáneo a quien quizás solo llegamos a saludar un dia en la calle. Luis Labera fue frecuente compañia en los ultimos veinte años. Ha estado siempre con nosotros en los actos de la Casa Cultural Dominicana y en los Viernes Culturales Dominicanos.
Y se nos va.
 
Estoy usando esta página donde hay un poema suyo que envié a mis amigos en el 2006, sobre la música de Vivaldi. Luis estudió canto, tenía una gran voz de tenor. Pero nunca cantó. Siempre esperaba tener un pianista para ensayar. Me parece que tampoco se aprendia completas las canciones. 
 
A veces cantaba cuando yo lo visitaba. Y me decia que también cantaba, en la casa, a veces. Se va a morir sin estrenar esa gran voz. Salió muy joven de Santo Domingo hacia Méjico. No sé si su propósito principal era estudiar canto allí. Pero eso hizo en la gran ciudad de tantos tenores. Pero nunca cantó. Allí se casó con una maestra americana y con ella se fué a California. Allí montó una galeria de arte.
 
 Luis se convirtio entonces en un curador de artes. Regresó a Santo Domingo 20 años despues de su salida. Trabajó un tiempo en la Galeria de Arte Moderno. Y luego a Miami donde siempre ha estado en contacto con pintores, principalmente con Máximo Caminero.. 

 

Un artista atrapado en la telaraña del  tiempo.
Usted y yo sabemos que no puede jugarse con el tiempo. Luis Labera ha escrito muchos poemas... y los ha perdido. Este es uno de sus  últimos. Pero, felizmente, éste no está perdido.
 
Viva Vivaldi
Los violines de Vivaldi
de primorosa factura
en madera selecta,
reververan en sus cauces clásicos
en un consorcio diáfano
de notas consonantes.
 
Melodía, ritmo, compás y contrabajo
enmadeja un tapiz de contrapuntos.
Raudas las cuerdas rozan los espejos.
Oro y plata silvan los violines.
 
Con sus velos innatos las vestales
aladas danzan en los corales.
 
Asida el alma a la voz del violín
peregrina gime transeunte
por las estaciones.
 
Reencontrado después del olvido
Vivaldi resurge en un encantamiento.
Las edades del hombre se mesuran
por las estaciones.
 
La virtud del verano es el fuego.
La lluvia la de la primavera.
El gris la del otoño.
 
La del invierno el hielo
y el amor la virtud del violín.
 
¿Qué les parece?
Un abrazo,

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