El régimen de Pyongyang recomendó hoy a los
extranjeros residentes en Corea del Sur que preparen planes de
evacuación ante la posibilidad de guerra inminente, un paso más en su
persistente campaña de amenazas belicistas cuyo final no se advierte
cercano.
Los aproximadamente 1,4 millones de residentes foráneos en
Corea del Sur deben "saber dónde refugiarse" y "estudiar los planes de
evacuación para salir del país", ya que el gobierno totalitario
norcoreano, explicó uno de sus portavoces, "no quiere ver a los
extranjeros del Sur afectados si estalla una guerra".
En su nueva acometida verbal, Corea del Norte
también recurrió hoy a la vieja amenaza de iniciar una "guerra santa",
formulada en varias ocasiones en los últimos años y recuperada hoy en
este nuevo episodio de la persistente campaña de hostilidades iniciada a
principios del mes pasado.
Tras la nueva advertencia norcoreana, las
embajadas en Seúl con las que ha podido hablar Efe, entre ellas la de
EEUU, no han reportado cambios en las políticas de seguridad o en las
normas de evacuación en caso de contingencia.
Apuntaron, además, que han recibido solo unas pocas llamadas de ciudadanos preocupados por la situación.
La falta de reacción de los extranjeros coincide
con el ambiente de tranquilidad, a pesar de las amenazas, en las calles
de Corea del Sur, cuyos ciudadanos han observado todo tipo de crisis
políticas y militares con el Norte en las últimas seis décadas.
Los expertos del país, por su parte, evalúan
ampliamente que el aviso de evacuación no eleva el peligro de guerra en
la península coreana y lo consideran más bien una nueva acción de Corea
del Norte para generar inestabilidad en el Sur.
De hecho, la estrategia del Gobierno norcoreano,
consistente según analistas en crear tensión para fortalecer su posición
de cara a futuras negociaciones, logró sus primeros frutos en los
pasados días, cuando la Bolsa de Seúl encadenó hasta tres caídas
consecutivas por el temor de los inversores.
Corea del Norte ya aconsejó el pasado viernes al
personal de las embajadas extranjeras, en ese caso en Pyongyang, que
abandonaran el país antes del día 10, pero las sedes diplomáticas
rehusaron tomar medidas al no considerar peligro de guerra a corto
plazo.
En paralelo al nuevo desafío norcoreano, altos
funcionarios de Seúl aseguraron hoy que el régimen de Kim Jong-un
prepara un inminente lanzamiento de prueba de los dos misiles de alcance
intermedio que la semana pasada presuntamente transportó a lanzaderas
móviles de su costa oriental.
El previsto lanzamiento, que mantiene en alerta a
las fuerzas militares tanto de Corea del Sur como de Japón, podría
realizarse en torno al día 15, día en el que Corea del Norte celebra el
aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, abuelo del actual líder y
artífice de esta peculiar dinastía comunista.
En este contexto, las deterioradas relaciones
intercoreanas vivieron hoy un nuevo episodio de tensión en lo relativo
al complejo industrial de Kaesong, cuyas actividades quedaron
suspendidas con la retirada de los 54.000 trabajadores norcoreanos del
único proyecto conjunto en vigor entre Norte y Sur.
Hoy se reveló que las 123 empresas del complejo,
que fabrican diversos productos aprovechando la barata mano de obra
norcoreana, perderán aproximadamente 1,28 millones de dólares por cada
día en el que Kaesong permanezca inoperativo, informó la cadena de
televisión surcoreana Arirang TV.
El régimen de Kim Jong-un, que se apropia del 45
por ciento de los menos de 135 dólares al mes que sus obreros ganan en
el complejo, sufriría pérdidas anuales por valor de unos 40 millones de
dólares de producirse su cierre definitivo, una cantidad importante para
este país aislado y en permanente crisis económica.
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