La continuidad y la cohesión son las señas de
identidad del equipo de campaña del presidente de EEUU, Barack Obama,
del que forman parte amigos y asesores que lo conocen desde que empezó
su carrera política como senador estatal de Illinois en 1997 y con el
que busca repetir la victoria del 2008.
Pese a críticas, tensiones y desacuerdos, Obama se
ha mantenido leal a su círculo más cercano de asesores, algunos ahora
en cargos distintos a los de hace cuatro años y que han estado a su lado
en decisiones controvertidas como la reforma que establece el seguro
médico obligatorio o la autorización de la operación que acabó con Osama
bin Laden.
De los tres confidentes políticos más íntimos de
Obama -Robert Gibbs, David Axelrod y Rahm Emanuel- y que influyeron de
forma decisiva en la primera mitad de su mandato, solamente el último,
actual alcalde de Chicago, está al margen de la campaña para las
elecciones presidenciales del 6 de noviembre.
Gibbs dejó el cargo de portavoz de la Casa Blanca en enero de 2011, pero continúa trabajando como asesor externo para Obama.
Lleva al lado de Obama desde que éste se postuló
para un escaño en el Senado en 2004, fue su director de comunicaciones
durante su permanencia en la cámara alta y después su portavoz en la
campaña de 2008.
En cuanto a Axelrod, el principal estratega
político del presidente, regresó a Chicago hace año y medio para diseñar
la estrategia para lograr la reelección.
Axelrod fue reportero de temas políticos para The
Chicago Tribune, conoce al mandatario desde principios de los noventa y
fue uno de los ideólogos de los mensajes de esperanza y cambio que
desataron la "Obamanía" en 2008 tanto en EEUU como en el exterior.
Esa "Obamanía" se ha convertido para muchos
ciudadanos en desencanto, en especial porque la economía se recupera muy
lentamente de la crisis, y los esfuerzos de Axelrod hoy van dirigidos a
reconquistar a los votantes de clase media y de las minorías que
convirtieron a Obama en el primer presidente negro del país.
David Plouffe, que fue director de la campaña de
Obama en 2008, es ahora uno de los principales asesores políticos en la
Casa Blanca. Su número dos hace cuatros años, Jim Messina, está hoy al
frente.
Entre las mujeres que forman parten del círculo
más cercano al matrimonio presidencial destaca la asesora Valerie
Jarrett, amiga desde hace años de los Obama, que asistieron en junio a
la boda de una de sus hijas en Chicago.
También Stephanie Cutter, jefa de gabinete de
Michelle Obama en 2008, portavoz del equipo de transición que preparó el
desembarco en la Casa Blanca y ahora estratega de campaña con gran
protagonismo en la televisión.
Pero por encima de todos ellos está Michelle,
cuyos consejos el presidente suele escuchar, como ha reconocido él mismo
en varias ocasiones.
Michelle no es experta "en la mayoría de los temas
que trata a diario" el presidente, pero mantiene "conversaciones y
debates" con él y le habla siempre "con franqueza" de lo que piensa,
según cuenta el libro "The Obamas", de la periodista Jodi Kantor y
publicado a comienzos de año.
La continuidad con lo iniciado en 2008 se repite
también en la elección del cuartel general de la campaña de Obama, que
sigue estando en Chicago, la ciudad de adopción del presidente y en la
que comenzó su carrera política.
No obstante, la oficina principal se ha trasladado al edificio en el que el Partido Demócrata celebró la victoria de Obama.
Las críticas no han faltado en estos últimos
meses, sobre todo del lado republicano, entre aquellos que consideran
que Obama ha usado en exceso discursos y espacios como presidente para
lanzar mensajes puramente electorales.
Para intentar delimitar la siempre difusa frontera
entre presidente y candidato, en las giras electorales de Obama viajan
juntos desde hace un mes el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, y
Jennifer Psaki como secretaria de prensa de la campaña. EFE
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