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jueves, 16 de agosto de 2012

La Restauración de 1863 gesta del pueblo dominicano

De todos los registrados por la historia dominicana, La Restauración es el acontecimiento de mayor importancia en términos de dominicanidad y heroicidad. A éste, sólo otros dos pudieran igualársele; uno, ocurrido 16 años antes, otro, 102 después.
 
Estos tres momentos: la Guerra de Restauración, La Separación y la Revolución Constitucionalista y Guerra Patria de Abril, constituyen acontecimientos en los que los dominicanos han dado demostración incontrastable de poseer una profunda y verdadera vocación de independencia y autodeterminación; de ser un conjunto organizado de hombres y mujeres, dueños de una arraigada consciencia de nación: de saber valorar su natural e inalienable derecho al libre albedrío y a la paz; de conformar un pueblo que también alberga en su pecho todo el coraje y la valentía necesarios para luchar en defensa de su patria y de su libertad.
 
Como todo acontecimiento histórico, La Restauración es una pluralidad de hechos pertenecientes a un mismo proceso, enmarcados por la misma situación y entorno, y ocurridos en una misma etapa, del cual, además de quienes registra la Historia, muchos otros fueron sus actuantes.
 
El 16 de Agosto de 1863 es la efeméride más conocida de La Restauración. Lo ocurrido ese día en Capotillo, es el momento recordado. Los hombres que encabezaron aquella acción, fueron y son citados como sus héroes.
 
Mas la reinstalación de República Dominicana es un conjunto de acontecimientos exactamente datados que iniciaron el mismo día en que fue declarada la inconsulta y degradante anexión a España.
 
Sin importar su éxito o fracaso, las protestas antianexionistas de San Francisco de Macorís y Moca en marzo y mayo de 1861, respectivamente, así como las sublevaciones de Neiba, Las Matas de Farfán, Sabaneta, Yásica y Santiago, en febrero de dos años después, apenas seis meses antes de Capotillo, son otros tantos momentos determinantes, puntos luminosos, de lo que fue una verdadera contienda de muchos enfrentamientos y muchas batallas, con muchos protagonistas más.
 
Porque seguro es que en cada acción, escaramuza, enfrentamiento o batalla, además de los citados y conocidos héroes, participaron muchos otros dominicanos y dominicanas, poblaciones enteras quizá, gente común, en cuyas mentes colectivas anidaban imperecederos ya los conceptos de patria, independencia y libertad.
 
Ideas por las cuales había que luchar al mando o al lado de quien las encarnara en ese momento, y entregar la vida en combate, de ser necesario. (Lo cual fue vivido por quienes participaron en la lucha contra los remanentes de la tiranía de Trujillo, de mayo a enero del 1961 y 1962, y contra la intervención armada de Estados Unidos y la OEA, entre abril y septiembre de 1965).
 
La historia no recoge hechos antianexionistas en 1862. Pero ya para 1863 no era sólo un puñado de patriotas el que estaba hastiado de los desmanes, despropósitos y abusos de la corona española.
 
Tampoco eran pocos los convencidos de que los dominicanos tenían el arrojo y la capacidad para repeler cualquier ataque al territorio nacional, viniera de donde viniera; aun fuese de parte de los poderosos enemigos de República Dominicana que en esos momentos imponían sus ideas y gobernaban la fronteriza República de Haití, con más de medio siglo de hegemonía.
 
En 1863 antianexionistas eran ya la mayoría de los dominicanos y dominicanas a quienes la fatídica agregación había reforzado su consciencia de personas independientes y libres, y enseñado, indirectamente, a ejercer y disfrutar la condición de ciudadanos de una república, de la cual descendían esos derechos y tal calidad.
 
Y fue ese pueblo heroico, en cuyo seno hubo tantos otros Contreras, Sánchez, Velásquez, Cabral, Rodríguez, Monción, Polanco, Cabrera, Luperón, el que junto a quienes ostentaban estos apellidos y conjugaban las ideas de todos, luchó hasta restablecer la República, meta lograda definitivamente 23 meses después, un 20 de julio de 1865, día en que el último contingente de soldados de la corona española abordó la nave que lo llevaría de vuelta a su país, exactamente 4 años y cuatro meses después que Isabel II de España aceptara la malhadada petición de Santana.
 
Los dominicanos demostraron arrojo y capacidad para defender su territorio del enemigo
 
Principales lugares de la guerra Restauradora
 
  • Capotillo
  • Dajabón
  • Guayubín
  • Moca
  • Monción
  • Puerto Plata
  • Restauración
  • Sabaneta
  • Santiago
  • Valverde

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