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martes, 9 de noviembre de 2010

LAS VAINAS QUE EL GENERAL DE LA CRUZ MARTINEZ PERMITE EN SANTIAGO‏

LA POLICIA ANTI-RUIDOS ESTA PINTADA EN LA PARED
Las madres de los dueños de puntos de hot dogs, empanadas, carnes fritas, cachapas y otros refritos que se venden hasta altas horas de la noche y muy tempranas horas del día, no soportarían la música estridente que tienen que escuchar las familias decentes que son víctimas de los escandalosos vendedores callejeros.



En frente del residencial Claribel, avenida Bartolomé Colón, a pocos metros de la sede principal de la Policía, el desorden, la juerga y los chillidos de vehículos no pueden ser más desapacibles.


La Policía Anti-ruidos está pintada de la pared. Perdón, si bien hace algo, es intervenir una iglesia cristiana que hace ruidos los domingos por las mañanas cuando el general duerme.


En la avenida 27 de Febrero, frente a E. León Jimenes, donde la Policía Anti-Alcohólicos del ministro Franklin Almeyda desarrolla noche tras noche un operativo, ninguna autoridad se da por enterada del escandaloso puesto de pizzas que entorpece el tránsito y ensordece a los vecinos.


El área verde de la urbanización Los Jardines, es ocupada por extensiones de varios negocios dedicados a la venta de cervezas, empanadas, quipes y otras freidurías, y el alcalde no sabe de eso, ni la Policía Anti-ruidos, ni los agentes de Almeyda ni los de De La Cruz Martínez saben nada.


Los liquor stores, ahora de moda, se inventan karaokes a cielo abierto, a distancia apreciable de donde duermen las madres de los dueños de dichos negocios, para que solo las madres ajenas tengan de desvelarse y no las de ellos.


La tranquilidad de los ciudadanos ha dejado de ser el norte de la gestión policial. Ahora que se habla de un museo para que tengamos que acordarnos del Generalísimo, el general De La Cruz Martínez, parece que quiere que los santiagueros nos acordemos de él por los ruidos permitidos en cada esquina, en cada urbanización de gente decente, en cada residencial o avenida.



El que ocupa una acera con un tarantín es un violador de las normas municipales, ambientales y fiscales. El que enciende un radio sin importarle que los vecinos se trasnochen y malduerman, es un enemigo de la decencia y de la paz.



General De La Cruz Martínez, no permita esas vainas.

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