A mi me encantaría que en mi país se implementara la pena de muerte para sujetos como Adriano Román. La única palabra que se acerca a su descripción es PSICOPATA!!!
No quiero imaginarme cuantas personas debe tener ese loco en su haber. Pues el caso de Doña Miguelina y ahora el de Jordi, no deben de ser los únicos; la diferencia puede estar en que estas dos personas tienen respeto y respaldo público, mientras que quizás las otras sólo son/eran conocidos en su calle.
él mismo declaró que había usado los servicios de Carela Castro para seguir a dos mujeres.
Ni todo su dinero servirá para que sus familiares y descendientes borren la verguenza de tenerlo como familiar.
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