Autor Aquiles Julián |
“Se necesita algunas de las cosas puestas en práctica en la era de Trujillo”
Luis José Ramfis Domínguez Trujillo
¿Qué objetivos buscan Angelita Trujillo y su esposo con el tema de la Fundación, el libelo infame e infamante y las actividades que están desarrollando? ¿Por qué, de repente, al hijo de la pareja le están dando “cámara”?
¿Qué se mueve tras toda la alharaca y qué siniestros propósitos se tejen contra la institucionalidad democrática y contra los dominicanos? Las acciones que están llevando a cabo los Trujillo, incluyendo la proyección del delfín y príncipe heredero Luis José Ramfis Domínguez Trujillo, tiene un solo propósito: tantear el terreno y, de permitírseles, crear las condiciones para en unos pocos años lanzar un partido político neotrujillista con Ramfis Domínguez Trujillo como candidato.
En sus años postreros, Angelita y Luis José Domínguez quieren recuperar la corona para su descendiente. Y están amarrando contactos, desempolvando viejas lealtades, chantajeando con los “archivos privados de Angelita”, mintiendo y limpiando al tirano y a su régimen e intentando que, en su último estertor, el trujillismo recupere el trono perdido y volvamos a la dictadura. El sucesor de Chapita sería su nieto: Luis Ramfis Domínguez Trujillo.
Y para ello han articulado un plan cuyos pasos iniciales son el libelo de Angelita, las imputaciones que buscan desacreditar a los héroes del 30 de Mayo y crear confusión en la sociedad dominicana, sublimar aquella tiranía presentándola como una “era de progreso” y a Trujillo como víctima de la “traición” de sus “amigos”, que cometían crímenes por su cuenta y a espaldas de Chapita que luego se le endilgaban al tirano, y la Fundación, cuyo papel es agrupar a los nostálgicos de la Era y a los patricidas que aparezcan, para crear las bases orgánicas de lo que sería el partido trujillista en gestación.
El plan nefasto está en marcha. Y han ido progresivamente mostrando sus cartas. Todas las acciones emprendidas responden a una lógica: transformar al trujillismo en una opción política y congregar en torno a la Fundación Trujillo y al nieto del criminal felizmente ajusticiado por los héroes del 30 de Mayo a toda una cohorte de antiguos lacayos y nuevos traidores para, aprovechando el descuido en la conciencia política del país, dar el zarpazo a la democracia y retrotraernos a los ominosos tiempos de crimen y exacciones de la tiranía. Y para lograrlo están dispuestos a hacer lo que sea.
DESACREDITAR A LOS HÉROES DE MAYO
Una de las tareas que han acometido es arrojar cieno sobre los héroes del 30 de Mayo de 1961. ¿El objetivo? Confundir. Y debido a la carencia de discernimiento, a la credulidad dominicana que nos hace repetir cualquier versión sin contrastarla, verificarla y someterla a análisis, muchos caen cándidamente en la trampa. Amplifican calumnias y medias verdades. Se suman inadvertidamente al plan siniestro que se teje contra nuestras pobres libertades y derechos. Afilan cuchillo para sus propias gargantas.
Pero simplemente basta que entendamos lo siguiente: si hoy podemos hablar, elegir, disentir, oponernos, denunciar, criticar, protestar, exigir, discrepar… fue porque algunos pusieron su sangre, sacrificaron sus vidas, para darnos esos beneficios.
Se quiere cuestionar las motivaciones, en un ejercicio de suposiciones y fabulación, lo que cae en el territorio de la subjetividad, pues ¿quién puede, salvo la misma persona, conocerlas? Ahora bien, lo que cuentan son los hechos. Lo que importan son los resultados.
Y somos todos beneficiarios de ellos. Son esos hechos y esos resultados los que les hacen héroes, no sus motivaciones. Poco importa si reaccionaban a injurias o se enervaron buscando venganza. Nos libraron del chacal, eso es lo que cuenta. Nos abrieron las puertas de la libertad y la democracia, no importa lo precaria, insuficiente, limitada o débil que haya sido, culpa en parte de nuestras propias irresponsabilidades como ciudadanos.
Los participantes en la trama justiciera que nos librara del tirano provocaron que la familia del tirano se lanzara con odio sanguinario contra los familiares de los implicados y asesinara a muchos de ellos que ni idea tenían de la trama, simplemente por lazos de consaguinidad.
Muchas viudas tuvieron que echar hacia adelante a sus hijos sin que el cabeza de familia tuviera para aliviar la carga económica. Muchos niños se criaron sin sus padres y hermanos mayores, simplemente porque fueron torturados y asesinados por órdenes de los hijos y parientes de Trujillo.
Incluso a simples servidores, ajenos en todo a las acciones de los funcionarios para los que trabajaban, los victimaron en aquella orgía de sangre y terror que sucedió al ajusticiamiento del tirano. Un dominicano radicado en New York, Víctor Martínez, llora desconsolado la muerte de su padre, el teniente E.N., José Manuel Núñez y Núñez, y sus hermanos, los sargentos E.N. Wenceslao y Jorge Taveras, asesinados simplemente por estar asignados al ex -Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, José René Román Fernández (Pupo), y su esposa Mireya Trujillo. Estamos en el 2010 y todavía el señor Martínez desconoce dónde reposan los restos de sus parientes. ¡Y eso es lo que quieren Angelita, su marido y su aspirante al trono volver a instalar en el país!
Los que no pagamos ese precio y nos beneficiamos de ese hecho, lo menos que podemos hacer es agradecer a las familias que padecieron aquellas tropelías y cuyos parientes pagaron con sus vidas la precaria libertad que hemos disfrutado.
Cierto, los héroes del 30 de Mayo no eran santos: no los había. La Iglesia Católica misma, incluso, se había comprometido hasta los tuétanos. No sólo hubo curas trujillistas, los hubo calieses y comprometidos en crímenes. ¿Eso le mengua a la Iglesia Católica el honor de la Pastoral, el suplicio de seminaristas, la hidalguía de los obispos, la verticalidad de Monseñor Panal o del padre O´Really, el papel honroso que le cupo en la terminación del horrendo período de la tiranía totalitaria que nos aplastaba? ¡En nada!
Se critica a los héroes del 30 de Mayo para encubrir la propia cobardía, la propia pusilanimidad, para ocultar que mientras ellos se atrevieron, otros dieron la espalda a la responsabilidad de librar a este país del monstruo. No eran santos. Tampoco nosotros.
Nadie lo era. Simple seres humanos, con debilidades, errores, faltas y pecados, pero que se levantaron de ellos y acometieron una empresa inmortal: terminar la Era de oprobios, eliminar al criminal enseñoreado. Y todo resumido en la frase que el héroe Antonio de la Maza dijo al propinarle el tiro de gracia: “Este guaraguao no come más pollos…”
Esos “pollos”: usted, yo, nuestros hijos, somos los que la bravura de los héroes del 30 de Mayo salvaron del “guaraguao”. ¿Tenemos con qué agradecer y pagar esa deuda que no sea con el reconocimiento eterno a ellos y sus familiares?
DESACREDITAR LA DEMOCRACIA
Hay toda una campaña montada para restarle valor e importancia a la democracia, con miras a justificar que renunciemos a ella. Ciertamente, nuestra democracia es más formal que real. Tiene insuficiencias notorias, limitaciones penosas.
Se incurre en exacciones que nadie castiga. Se viola la mismísima Constitución y las leyes (por ejemplo, haciendo fiestas en la Base Aérea de San Isidro en honor de Angelita Trujillo y tocando los merengues de la Era) de forma impune. Se crea un estado de desasosiego. De frustración.
Pero por más insuficiente, limitada, coja, maltrecha, que sea nuestra democracia, es infinitamente superior a cualquier dictadura o tiranía.
Sólo quienes no vivieron tiempos en que hubo parientes que pedían que les entregaran a los suyos implicados en conspiraciones contra la dictadura para ellos mismos matarlos, en que los padres temían exponer a sus hijas a los ojos libidinosos de los Trujillo, insaciables y omnipotentes, en que cualquier bien o propiedad que se poseyera había que venderlo o entregarlo a precio vil si algún Trujillo se encaprichaba con él, en que el crimen y la maldad se enseñoreaban sobre el país y un manto de silencio aplastaba a la sociedad, pueden prestar atención a la cháchara embaucadora de los testaferros trujillistas que cantan loas a un tiempo de crímenes abominables.
La crítica a nuestras deficiencias, a nuestras inconductas, a nuestras limitaciones tiene que hacerse desde una perspectiva de avance, de perfeccionamiento, de mejora. No de involución, de retroceso, de empeoramiento.
Cuando uno lee a los personeros del trujillismo criticar, nota cómo se les ve el refajo. Según ellos, hoy todo es malo, criticable, señalable, peor.
Inventan a más y mejor y mienten con descaro sobre la Era infame. Hablan incluso de narcotráfico pasando por encima al hecho cierto y documentado de que Radhamés Trujillo Martínez se dedicó al narcotráfico y fue muerto por sicarios del Cartel de Cali en las selvas colombianas. ¿Con qué moral vienen estos ex –torturadores, ex-calieses, ex –matones trujillistas a opinar?
MENTIR Y DORAR LA ERA DE TRUJILLO
Igualmente, se busca crear una falsa percepción de bienestar en la Era de Trujillo, de seguridad, de progreso. Se oculta que Trujillo fue nefasto.
Aprovechando que el 80% de la población dominicana actual no vivió en la Era infausta y sus referencias sobre la misma son de segunda o tercera mano, los trujillistas de la Fundación se han dado a la tarea de mentir a diestra y siniestra, pintando un mundo idílico, patriarcal, cuasi perfecto, de bonanza, bienestar, seguridad y abundancia.
Es decir, todo lo contrario de lo que aquella terrible época fue. ¿Qué no había ladrones? ¿Oh, y qué sino ladrones eran los Trujillo? Petán, Chapita, Negro eran todos verdaderos rufianes, amigos de lo ajeno. ¿Necesitábamos más?
Piense simplemente esto: hoy muchos dominicanos pueden viajar al extranjero, residir fuera y volver al país cuando lo desean. Cuando Trujillo eso era prácticamente imposible para los dominicanos, salvo para los Trujillo y su clan.
Muchos dominicanos pueden ir un fin de semana a un resort. Cuando la Era criminal sólo los Trujillo y su clan podían. Muchos dominicanos pueden montar negocios propios y prosperar. Antes, sólo los Trujillo y su clan podían hacerlo en escala significativa.
Muchos dominicanos viajan y compran ropas y otros artículos en el extranjero. Antes sólo a Angelita Trujillo iban a comprarle la ropa que utilizaba a New York. Ninguna otra dominicana disfrutaba de tales privilegios. Hoy los dominicanos se expresan en libertad, pueden incluso despotricar contra el presidente, en ocasiones de manera abusiva y extralimitándose; pueden criticar, denunciar, acusar hasta llegar al insulto soez, sin que le torturen o desaparezcan. Antes, la simple sospecha de ser un “desafecto” o de haber caído en desgracia hacía el cielo se le desplomara encima a una familia.
Hoy muchos dominicanos pueden prosperar al margen del Estado y de los gobiernos, no necesitan estar inscritos en un partido político o ir forzados a desfilar o a mítines. Antes si no se era miembro del Partido Dominicano o no se asistía a los mítines trujillistas, el precio que se pagaba era inmenso, incluyendo la pérdida de la libertad… o de la vida.
Los 31 años de la tiranía fueron 31 años en que se impidió el desarrollo y el crecimiento del país, la emergencia de un empresariado nacional. Lo que quiere pintarse de progreso fue atraso, monopolio, imposición grosera. Incluso el pago de la deuda externa, iniciativa de la política de buen vecino instaurada por Franklin Delano Roosevelt que fue propagandísticamente aprovechada por el trujillismo para venderse como los “redendores” de la soberanía dominicana, se cuenta como no fue, presentando a Trujillo como un “patriota” cuando toda su vida fue un antipatriota, un asesino de patriotas, un miserable delincuente común al que los dominicanos permitimos que nos abusara.
APOYARSE EN LOS RECURSOS DE LA DEMOCRACIA PARA DESTRUIRLA
Al igual que hicieron los nazis y los comunistas durante la República de Weimar en Alemania, los trujillistas buscan emplear los recursos y medios de la democracia para denostar de ella y destruirla. La fomentación de un ambiente de desencanto, de desilusión, de frustración es parte de esa estrategia que ha ido calando siniestramente en el estado de ánimo nacional.
Y hay incluso ministros y funcionarios identificados con el totalitarismo que disfrutan el espectáculo y aguardan “su momento”, durmiendo con el enemigo.
Se invoca una “libertad” que negaron a los dominicanos para ellos difundir y promover el trujillismo y crear condiciones para reinstalarlo en el país. Como si la libertad no consistiera en límites socialmente autoimpuestos para propiciar la convivencia con otros. Libertad para reimponernos una tiranía. Libertad para mentir, calumniar, difamar y confundir. Libertad para enaltecer criminales. Libertad para volver a asesinar, despojar, violar, torturar… ¡Esa es la “libertad” de Angelita, su esposo y el petrimetre que quiere autovenderse como “Ramfis Trujillo”!
Libertad no es libertinaje. Y la democracia no consiste en permitir que sus enemigos la destruyan desde dentro, aunque se disfracen de “Fundación Cultural” cuando sabemos todos que se trata de la máscara de un partido político trujillista con el que pretenden agrupar a los nostálgicos de la Era de Trujillo y a los incautos que, por ignorancia, inconsciencia o inconsistencia moral (sobre todo, por la complicidad de los partidos políticos con el trujillismo, que ha sido mucha; y por la irresponsabilidad en la educación cívica y política del país), queden atrapados en la melcocha falaz de sus mentiras.
Así como es inaceptable un partido nazi o racista o antinacional, un partido trujillista, aunque se encubra convenientemente y por consejería siniestra de “fundación cultural” es una afrenta a la dignidad dominicana, un crimen de lesa patria y un atentado a nuestros fueros, a nuestra Constitución, a nuestras más preciadas libertades.
Todos los derechos tienen un límite: no vulnerar los derechos de los otros. ¿Y no es vulnerar nuestros derechos querer reimponernos subrepticiamente una tiranía, volver a reimponernos el SIM, La 40, El 9 y otros centros de tortura, volver a reinstalarnos en una versión más atroz y despiadada, una dictadura totalitaria aberrante y mortífera que no se detenía ante nada?
Si permitimos que tal monstruosidad ocurra y no reaccionamos a tiempo, ¿de qué nos quejaremos luego, cuando todo el plan satánico se consuma?
PERO, ¿USTED ESTÁ CONSCIENTE DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO?
¿Qué es exactamente lo que pretenden Angelita Trujillo y su consorte, el desertor de las Fuerzas Armadas dominicanas, Luis José Domínguez? Simple, que volvamos a instaurar la tiranía trujillista. Es decir, entendámonos, quieren que vuelvan los crímenes, quieren volver a abrir los centros de tortura de La 40 y El 9, quieren volver a quitarles a los dominicanos los derechos de asociación, expresión, desplazamiento, etc.
Colocando sus posibilidades de reinstaurar la dictadura en la persona de su hijo, Luis José Ramfis Domínguez Trujillo, a quien le ha dado por presentar como Ramfis Domínguez Trujillo, obviando sus dos primeros nombres, Angelita y su pareja sueñan con imponernos una dinastía bastarda: la Domínguez, disfrazada de Trujillo, aunque supongo que, de lograrlo, el ramficito de segunda anularía su apellido paterno, advenedizo, por el criminal apellido materno que le mantiene orondo y sintiéndose un pretendiente al trono, príncipe heredero o algo así.
No dudemos que a su alrededor ya estén los próximos Johnny Abbes y Félix W. Bernardino, los próximos Tunti Sánchez, Gilberto Sánchez Rubirosa, Federico Cabral Noboa, José Alfonso y demás torturadores, sicarios y malhechores, que sueñan con dar rienda suelta a sus instintos criminales. Se trata de una verdadera pandilla de esbirros, matones y viejos torturadores congregados bajo la única de los descendientes del vesánico terrorista sancristobalense que tiene aspiraciones sucesorales y pretende dejar en el trono a su vástago.
Desde el 1961 hemos visto emerger una clase empresarial de la que el país carecía, que en base a trabajo, aciertos y errores, inversiones, aprendizaje, dedicación, ahorro, experiencias, etc., ha ido construyendo un patrimonio.
Y tras ese patrimonio, sin dudas, andan los vividores y malhechores que se agrupan en la “Fundación”. Ya sabemos que Trujillo despojó por las malas a hacendados y propietarios y construyó en bajo al robo descarado un patrimonio.
Y no dudemos que lo que familias como los Corripio, los González Cuesta, los Lama, los Ramos, los Capellán, los García, los Rodríguez, los Esteva, los Santos, los Hazoury, los Grullón y tantas otras han levantado con esfuerzo y sacrificio sea ambicionado por gente cuya vida ha sido siempre parasitar y vivir de lo ajeno. ¿Acaso no han vivido toda su existencia de dineros robados al pueblo dominicano?
No es sólo por nuestra libertad por la que vienen, vienen también, sobre todo, por los bienes de los empresarios y hombres de negocios nacionales y extranjeros que han prosperado bajo la libertad en nuestro país; vienen por ese patrimonio, ineptos como son para ganar el pan con el sudor de su frente. ¿No descienden, acaso, de un conocido delincuente, cuya fortuna se creó en base al secuestro, el atraco y el chantaje, cuando no por el despojo y otras vagabunderías por el estilo? Y como buenos hijos de gato, …
LA LEY 5880 SIGUE Y SEGUIRÁ VIGENTE
La ley que prohíbe y castiga las actividades trujillistas en el país está vigente. Y seguirá vigente mientras existan dominicanos para los que el honor y la Patria signifiquen algo. Nos quieren meter el trujillismo de contrabando, como si fuera una ONG. Ahora resulta que torturadores, esbirros, matones y calieses agrupados en la Fundación Trujillo están dedicados a la “cultura”. Los que asesinaron a los novelistas Ramón Marrero Aristy y Andrés Requena ahora son “activistas culturales” ¡Válgame, Dios!
El trujillismo fue una mezcla nefasta de fascismo, nazismo, estalinismo y trogloditismo de la peor especie. Una dictadura totalitaria, posiblemente la única que existió con tales características en América Latina. No fue un simple régimen de fuerza. Fue algo más siniestro, infinitamente peor. Tuvo sus Goebbels. Su holocausto. Sus Molotovs…
Muchos de ellos tienen calles dedicadas que son una muestra de nuestras inconsecuencias y nuestras debilidades. Hay muchos héroes y mártires que no han recibido tal honor. Y todo porque los descendientes de los testaferros, sicarios, cortesanos y servidores incondicionales del régimen se pusieron a buen recaudo en los partidos que surgieron tras la caída del régimen, escalaron posiciones en los mismos y desde ellas se dedicaron a maquillar y blanquear las inconductas de sus ascendientes.
Necesitamos no sólo mantener la vigencia permanente de la Ley 5880 sino acompañarla de otras, como una que haga imprescriptibles los crímenes de los trujillistas, para que no ocurran casos tan lamentables como el que permitió al criminal Luis José León Estévez (Pechito), cómplice de Ramfis Trujillo en crímenes como la masacre de la Hacienda María, en San Cristóbal, volver a vivir impunemente en el país. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben. Ya Juan Pablo Duarte lo había declarado: El crimen no prescribe, ni jamás queda impune. Hay que volver a Duarte y sus enseñanzas.
SALIRLE AL FRENTE AL PLAN DE LOS TRUJILLO
La indiferencia frente al plan siniestro de Angelita y compartes de reinstaurar el trujillismo de nuevo en el país no es una opción. Estemos claro que la pretendida “familia real” en sus oscuras pretensiones presionará, chantajeará, sobornará, embaucará, buscará complicidades para ir creando las condiciones propicias para reinstalarse en el poder.
Si usted piensa que eso es imposible, despierte. ¡Hasta diputado tienen! ¡Hasta reunirse en el congreso han hecho! ¿Hay que esperar que la infección cobre gravedad para empezar a tratarla? En un país con tantas necesidades y con tantos temas de real valor a qué dedicar el tiempo ¿no le resulta sospechoso que se dediquen “vistas públicas” a oír opiniones sobre un “museo para honrar a Trujillo”? ¡Fíjense hasta dónde hemos llegado!
La carencia de probidad de funcionarios, jueces, dirigentes políticos y sociales, todo eso que se agrupa bajo el concepto de “corrupción”, cuestión en que los trujillistas son expertos, está siendo aprovechada para empujar hacia adelante sus planes de reinstalarse en el país.
La impunidad, la permisividad, la inmoralidad que nos arropa y avergüenza están siendo aprovechadas a fondo por el neotrujillismo.
Tienen asesores, consultores y cómplices en todos los estamentos, en todos los partidos. Mueven influencias. Y mantienen una activa campaña de relaciones públicas proyectando al “heredero al trono”.
Y no sé cuántos habrá, pero sepan que no vamos a quedarnos de brazos cruzados mientras retornan orondos a proseguir su orgía de crímenes, torturas, exacciones y rapiña. Al precio que haya que pagar, eso lo vamos a impedir. He vivido toda mi vida de pie, con honor.
No es verdad que voy a darles a mis hijos el mal ejemplo de por cobardía legarles una dictadura feroz e inhumana de las que los héroes del 30 de Mayo nos libraron al precio mayor de sus vidas. Y si sólo soy yo el que lo hace, ¡qué importa! Ya Martí decía que cuando hay muchos hombres sin decoro, hay otros que resumen en sí el decoro de muchos hombres. Y yo bien sé que sobran hombres y mujeres con decoro en este país. Y que no vamos a vacilar para destruir este último estertor del trujillismo al precio que haga falta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer