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martes, 13 de abril de 2010

FADUL, EL CIRCO Y LOS DUEÑOS

Por Fernando Rodríguez

Los dueños y directores de los medios de comunicación electrónica tienen una responsabilidad ante la sociedad y la ley que no se extingue con la gastada frase de que este canal o emisora no se hace responsable de los conceptos y opiniones vertidos en el programa que se vaya a transmitir, como se estila en nuestro país.



La dirección o la administración de un canal de televisión, una emisora, un periódico o cualquier otro medio de comunicación masiva deben velar para que quienes hagan uso del mismo se sujeten a la ley de difusión y expresión del pensamiento, normas elementales de decencia, uso correcto del idioma y respeto a la honra y dignidad de la persona.



Entendemos que en los medios electrónicos resulta más difícil el control por la transmisión en vivo y el carácter de inmediatez de las informaciones, además de las llamadas que se sacan al aire, es decir que en cualquier momento puede escaparse el control y tener él o los conductores que sacar abruptamente del aire a quien se exceda.



Pero con frecuencia, vemos que las violaciones a todo lo enunciado no las cometen quienes llaman a los medios interactivos sino, muchos de los productores o conductores quienes al parecer han llegado a creer que la ley sobre la libertad de expresión y difusión del pensamiento es sólo aplicable a los medios escritos.



Por eso, hoy enfrentamos dos situaciones incómodas para quienes defendemos y creemos en la libertad de expresión. La primera con el cierre del canal 53 de Santiago por alegadas razones técnicas, creíbles hasta ver al doctor Ernesto Fadul insultar y difamar grosera y sistemáticamente al presidente de la República, a varios de sus funcionarios, periodistas y a quien le plazca.



Y la segunda, la suspensión temporal del uso de los micrófonos a un comediante dominicano y a dos jóvenes venezolanos quienes abusando de la hospitalidad de los dominicanos insultan, ofenden e irrespetan continuamente a quien deseen llegando al extremo de agredir físicamente (entre los tres) a una dama que reaccionó ante sus despiadados y sistemáticos ataques.



Finalmente, insisto en que los propietarios y directores de medios electrónicos deben asumir con más seriedad su compromiso ante la sociedad, estableciendo normas, no censura previa, a quienes hagan uso de sus canales o emisoras para que preservemos la libertad de expresión que tanta sangre y sacrificios ha costado al pueblo dominicano.



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