¿Qué tan importante es la existencia de los celulares en nuestras vidas? Para los usuarios de BBC Mundo la respuesta tiene diversos matices. "El teléfono es un medio de hacernos la vida mejor, pero también, si no lo sabemos usar, nos la puede complicar", resume Jorge, desde San Salvador, una idea compartida por muchos otros lectores.
Hay muchos que afirman que han visto su vida transformada por el uso del celular, hasta el punto de proponer a Martin Cooper, su inventor, como candidato al premio Nobel.
La iniciativa fue secundada por Luz Stella, desde Cali. "Para mí, es maravilloso, como madre me da mucha seguridad que mis hijos y seres queridos tengan su celular. Gracias señor Cooper por este invento maravilloso".
"Mi vida cambio totalmente con él, ahora me sirve como despertador, libro de notas, veo el tiempo, mi correo, juegos y me divierto con las aplicaciones", afirma Cristian Bertini, desde Singapur.
Y va más allá, al asegurar que "no podría vivir sin mi teléfono porque puede salvarte hasta la vida".
Ana Gómez del Castillo conparte esa opinión: "ahora en México tener un celular es cuestión de supervivencia, incluso hay compañías que ofrecen sistemas de auxilio marcando una sóla tecla, más el sistema GPS, más el MP3, los mensajes de texto, calendario, block de notas, internet es todo en uno. Actualmente se puede considerar básico y de primera necesidad".
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Un poco de ironía
Algunos utilizan el humor para hablar de la importancia que ha adquirido el "aparatito". "Antes el cuerpo humano se dividía en cabeza, tronco y extremidades. Hoy es cabeza, tronco, extremidades, y mano con teléfono móvil", pone la nota graciosa Jorge Durán, desde Miami.
Sin embargo, el teléfono celular también tiene detractores. "Aún no poseo celular y puedo vivir lo mismo", asegura Gustavo Díaz, desde Argentina. "Para mucha gente el celular es como una droga, ya que parecen absortos en él y hasta lo utilizan cuando manejan y caminan por las calles".
Ahora en México tener un celular es cuestión de supervivencia, incluso hay compañías que ofrecen sistemas de auxilio marcando una sóla tecla
Ana Gómez del Castillo, lectora BBC Mundo.
"No me cambia la vida, y si me la cambiara empezaría a preocuparme seriamente", coincide Lourdes desde España.
Entre los aspectos más molestas derivados de poner un celular en nuestras vidas, están -según los lectores de BBC Mundo- las personas que caminan por la calle con él, la invasión de la privacidad, los que mandan mensajes en lugar de escuchar nuestra conversación...
"No es posible que en cualquier lugar y en cualquier situación suene el bendito teléfono", señala Carlos de La Unión.
"Las personas van por la calle hablando sin saber quién pasa por su lado, hasta tropiezan con los postes", dice Matilde Parra desde Caracas.
"El celular es el objeto más invasivo de la privacidad. Es como estar viviendo con diez extraños al mismo tiempo", asegura Jorge, un lector de Chile.
Un fetiche
Algunos califican al celular de mal necesario, incluso bastante molesto: "al trabajar, al descansar, al comer me llaman, hasta en mi luna de miel no me dejaban en paz", dice Javier Cárdenas.
Pero la presencia de los celulares en nuestras vidas para algunos puede provocar tristeza: "Mi vida social es cara a cara. No me imagino esas parejas que ahora salen a "cenar" y ni se miran, y son ellos dos y el montón de gente a la que llaman y escriben al mismo tiempo", reflexiona Sonia, de Venezuela.
Aunque quizá, como señala José desde México, "creo que el fenómeno no es tanto el teléfono móvil sino la dependencia emocional que muchos y muchas han desarrollado hacia él; aquí en la ciudad de México es casi un fetiche".
¿Nos perdemos el aquí y el ahora por estar pendientes del celular?
Los hay quien tiene nostalgia de frases desaparecidas. "Yo sí que podría vivir otra vez sin el celular, me crié sin él. Sabría cómo llamar alguien usando un teléfono fijo. Los que me preocupan son la nueva generación, ya que parece que cada uno necesita tener un celular propio. Ya no se necesita la frase, "perdón, ¿podría usar su teléfono por favor?", dice Anthony Mazzarona desde Rochester, en Estados Unidos.
Y por último una propuesta curiosa de una lectora. Alejandra, desde Paraguay, reconoce que depende del móvil completamente, hasta sentirse horrorizada por su carencia.
"Me siento segura al portarlo, no sé de memoria los números de teléfono, lo uso como agenda, despertador, reproductor de radio, cámara digital y más"... y lanza al aire una propuesta "voy a intentar vivir sin ello durante 87 días y les cuento".
¿Alguno se anima a hacer el experimento? Por lo pronto los invitamos a que compartir su opinión con nosotros.
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