Un Consolador sexual, se convierte en hombre para pelear por su mujer

Un Momentito con Miguel

Por Miguel De Jesús

El autor es el director de este Blog

Heraclito Ramírez (CUQUI) me envió un correo simpático, donde narra una riña ocurrida en la Ciudad Capital, son de esas cosas que ocurren en las guaguas llamadas voladoras, una señora de nombre Miledys tomó un asiento ignorando que estaba ocupado por una dama llamada Nathalia, la cual se había puesto de pies solo para ceder el paso.

Después de palabras subidas de tono y de color, ante la agresión fisica, Miladys de una funda negra, sacó un pene de goma, con el que propinó varios golpes a Nathalia,a pesar de que se trataba de una agresión, la risa y asombro que esto provocó, no encontró una acción rápida, para evitar que estas mujeres continuaran su pelea.

Heraclito Ramirez (CUQUI)

Desde el Kilómetro 13 hasta los Frailes, todo fue risas y gritos de los testigos de un miembro varonil de 16 pulgadas que de objeto de placer se convertía en arma de guerra, demostrando que no solo entra a la cueva del placer, también puede defender el honor de la que recibe sus servicios.

Es indiscutible, ésa mujer sacó de una funda negra a su marido para que la defendiera, imagino que cuando el agua volvió a su cause una rica masturbación calmó la rabia, este incidente deja al descubierto la realidad secreta que viven muchas mujeres y algunos hombres, claro no todos.

Sin temor, con el Consolador satisfacen sus necesidades fisiológicas intimas y elementales, no había la necesidad de asombro y gritos de espantos, era solo una mujer que ante la falta del macho cumplidor se auxiliaba de estas 16 pulgadas o quizás era lesbiana, y después del roce de las tibias lenguas, este amigo engomado daba entrada al orgasmo.



Hablar de estas cosas ya está a la altura de nuestra época, si ella, Miledys vive sola su lujuria y pasión, es su elección, si no quiere compartir su humedad y calor vaginal, no la podemos crucificar, el miembro de goma sin mas dueño que unas manos de mujer, hizo las veces de marido para defender la ofensa a la dama que produce recuerdos eróticos, causados por ricos fornicios