Puerto Príncipe/Bogotá, La distribución de ayuda humanitaria y la seguridad comenzaron a mejorar hoy en Haití con la coordinación entre las autoridades locales, la misión de la ONU y las reforzadas tropas estadounidenses, constataron los organismos y países implicados en las tareas de asistencia.
"La situación global de seguridad está mejorando, la ayuda humanitaria está aumentando" y la coordinación de la asistencia con el Gobierno también va por buen camino, dijo el jefe interino de la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (Minustah), Edmond Mulet.
El diplomático guatemalteco negó que el país esté inmerso en el caos y la violencia tras el devastador sismo del 12 de enero, en contra de la imagen reflejada por los medios con vídeos de los saqueos, que, en realidad, se han concentrado en barrios muy concretos de Puerto Príncipe, la capital.
"No hay pillajes generalizados ni bandas que atacan ni controlan la ciudad", sostuvo.
"En general, la situación está controlada. Los convoyes de distribución de ayuda van con escolta", señaló desde Ginebra la portavoz de la oficina de coordinación humanitaria de la ONU (OCHA), Elizabeth Byrs.
La funcionaria de las Naciones Unidas aseguró que "la logística está aumentando su potencia, aunque sigue siendo prioritario seguir salvando a los heridos que necesitan urgente asistencia médica" y destacó que todavía es posible encontrar a gente con vida entre los escombros.
"Sí, absolutamente. (...) El clima está siendo benigno y hay muchas bolsas de aire bajo los escombros", indicó.
El número de equipos de rescate procedentes de numerosos países aumentó a 52, con 1.820 trabajadores y 175 perros especializados, y hasta el momento se han sacado a 90 personas con vida bajo los escombros.
Además, muchos equipos han empezado a trasladarse al exterior de la capital, a ciudades como Leogane, en la que entre el 80 y el 90 por ciento de los edificios fueron destruidos por el sismo, Jacmel, con un 60 por ciento de destrucción, u otras como Gressier o Petit Goave.
En cuanto a la distribución de comida, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) logró entregar raciones a 200.000 personas en esta primera semana, aunque no han sido diarias, sino con un sistema de rotación para llegar a los distintos barrios.
La ONU calcula que para finales de esta semana tendrá capacidad para alimentar a un millón de personas y a dos millones en dos semanas.
Sin embargo, el secretario general del organismo, Ban Ki-moon, lanzó una petición a todas las organizaciones no gubernamentales y privadas de ayuda para que "trabajen junto a la ONU en las labores de asistencia", pues alertó de la posibilidad de que la llegada masiva de asistencia humanitaria sature los puntos de distribución y contribuya al caos.
Uno de los principales problemas en la misión humanitaria para asistir a las víctimas del terremoto es que la ayuda que llega en grandes cantidades al aeropuerto de Puerto Príncipe no ha podido ser distribuida por la situación de las carreteras y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), por la falta de coordinación entre los países y las agencias donantes.
"Tenemos que coordinarnos mejor", señaló desde Washington el subdirector de la Organización Panamericana de Salud (filial en América de la OMS), Jon Andrus, quien lamentó que algunos donantes descarguen la ayuda de sus aviones sin hacer arreglos para su reparto o su almacenamiento.
Las tropas de Estados Unidos en el país caribeño, que el lunes aumentaron de 5.800 a 13.300, comenzaron a lanzar desde el aire alimentos en algunos puntos de difícil acceso y pretenden habilitar dos pistas más de aterrizaje para recibir la ayuda internacional.
Una en la localidad haitiana de Jacmel y otra en la dominicana de San Isidro.
Además, un avión de carga procedente de la Base de la Fuerza Aérea Pope en Carolina del Norte arrojó el lunes 15.000 paquetes de comida preparada y 15.000 litros de agua sobre una zona que había sido despejada y asegurada por soldados estadounidenses en las cercanías de Puerto Príncipe.
Hasta ahora, el Pentágono había sido reticente a lanzar la asistencia desde el aire ante el temor de que se produjesen tumultos, como, de hecho, ha sucedido en alguna ocasión con helicópteros estadounidenses, según la coordinadora humanitaria del PMA, Kim Bolduc.
Ahora, con el drástico aumento de soldados, será posible tener los recursos necesarios para repartir la ayuda desde el aire.
Las suspicacias aireadas ayer sobre el papel de Estados Unidos y su fuerte presencia militar en Haití fueron minimizadas hoy por la ONU y la Unión Europea (UE).
"No hay competición entre países. (...) Consideramos que la intervención de EE.UU. es crucial y muy positiva", afirmó en Viena Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores de España, país que ostenta la presidencia rotatoria de la UE.
"Trabajamos en estrecha colaboración con las fuerzas de Estados Unidos y gracias a ellos funciona el aeropuerto de Puerto Príncipe", comentó la portavoz de la OCHA, quien explicó que "la coordinación humanitaria la dirige la ONU, mientras que de la logística se encarga EE.UU.
En este sentido, la Minustah adelantó que los soldados de Estados Unidos y Canadá que llegarán a Haití en los próximos días no patrullarán las calles ni se ocuparán de la seguridad, sino de escoltar las operaciones de distribución de alimentos.
La seguridad será competencia exclusiva del contingente de militares y policiales de la misión de la Naciones Unidas, que actualmente constan de 9.065 miembros, a los que se sumarán otros 3.500, tal y como decidió hoy el Consejo de Seguridad.
La Minustah alertó, por otra parte, la necesidad de encontrar lugares donde reubicar al millón y medio de personas que se encuentran en las calles en espacios al abrigo de los huracanes que pueden comenzar en cinco meses.
Puerto Príncipe está llena de campamentos improvisados con palos y trozos de tela o lona donde se hacinan, sin ninguna medida de higiene, familias enteras.
No obstante, hay algunos signos de una tímida actividad económica en barrios como Petionville, uno de los más ricos de la capital, o Delmas, donde incluso poco a poco se ha reanudado el tráfico, pese a la escasez de combustible.
Según el último balance de la Dirección de Protección Civil de Haití, el terremoto causó 75.000 muertos, muchos de los cuales han sido enterrados en fosas comunes, si bien el primer ministro, Jean Max Bellerive, insistió ayer en que la cifra final superará los 100.000 fallecidos.
La OMS insistió en que no se sotierre a las víctimas de ese modo, porque los cuerpos no son identificados y "muchas familias no saben si un familiar está vivo o muerto". EFE
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