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martes, 2 de junio de 2009

Indiferencia ciudadana






Por Víctor Ml. Caamaño
Columnista invitado,escribe desde la ciudad de Miami,Estados Unidos de Norteamerica



Siempre se escuchan críticas por el indecoroso manejo del dinero por parte de los gobiernos en todas partes, últimamente las denuncias han proliferado en Miami sin que produzcan ninguna reacción de parte de la población y quisiera exponer algunas razones de esa indiferencia.La primera es el endiosamiento de la individualidad.


La individualidad, condición necesaria para diferenciarnos de los animales y convertirnos en humanos, ha sido elevada a la categoría de culto para generar el individualismo. El individualismo no es lo mismo para una persona acaudalada que para el resto de la población.


El afortunado se basta con sus recursos para lograr las condiciones que lo favorecen, al asalariado no, como no tiene recursos para impulsar las situaciones que lo favorecen o defienden necesitan de las uniones, sindicatos o agrupaciones y el individualismo implica aislamiento e indiferencia con relación a sus iguales.


Esa indiferencia cobija males tales como el despilfarro del dinero común.Otra de las causas que neutraliza las reacciones que pudieran controlar la corrupción es la ideología.


Los que se benefician del poder, sean de derechas o izquierdas, han logrado dividir a los pueblos por medio de las luchas ideológicas para ellos vivir como reyes.


Han logrado generar una lealtad mayor a las ideologías que a los intereses propios y al dividir han anulado las posibilidades para que los pueblos se defiendan de ellos mismos.


La mitad calla todas las cochinadas que se realizan desde el poder para no “perjudicar” a “sus” correligionarios y los opuestos no son escuchados ya que son considerados como enemigos, no como contrarios. El resultado es la inmovilidad que favorece a los gobernantes.


La tercera causa es muy propia de los latinoamericanos. Cuando aconteció la Conquista imperaba en España una situación de amplia corrupción administrativa, existía un divorcio entre los intereses de la población y los de la corona, adueñarse de los recursos de la corona fue algo natural de parte de sus servidores y esa actitud ha sido nuestra herencia cultural.


Pero esa visión no es lo peor de nuestra herencia, existe algo mucho más dañino y destructivo que el afán desmedido de lucro que se manifiesta en nuestros políticos, lo peor de esa herencia es la visión de la ciudadanía sobre a quien se le roba el dinero. Antes era a la corona española y no le dolía a nadie, ahora es al Estado que la sustituyó y tan poco duele.


Todos permanecen indiferentes ante la malversación descarada sin saber que todo ese dinero nos pertenece a nosotros mismos, que es a nosotros a quienes roban. Eso propicia la libertad para disponer de lo que no tiene dueño ni doliente.Estas son razones para que no exista una respuesta ciudadana contra la corrupción.

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