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miércoles, 3 de septiembre de 2014

La más Vieja Tradición Mariana en América

Autor Tiberio Castellanos
Se dice que en su Segundo Viaje, Don Cristobal Colón, después de fundar en la costa norte de la Española la ciudad de La Isabela y tomar rumbo al sur, penetró en un hermoso valle, que él llamó de La Vega Real. ¿Eso dicen, o lo he leído yo en algun texto histórico? No lo recuerdo ahora. En esa historia se sigue diciendo que Colón subió a un cerro. No recuerdo si se me dijo que a apreciar la belleza de las amapolas florecidas o de otras plantas en el fértil valle.


Pienso que mas bien eran otros árboles los florecidos en aquel tiempo. Si es que tomamos en cuenta que fue mucho tiempo después cuando Gregorio Riva comenzó a promocionar en la zona el cultivo del cacao, que trajo  consigo la siembra de amapolas que dan sombra a los  cacaotales 
 
Sea como fuere, Colón subió a ese cerro atalaya del Valle, y allí fue sitiado por una muchedumbre de indios poco amistosos con el Descubridor. La cantidad de los sitiadores la dejo, por ahora, en el término muchedumbre.
 
Colón disponía de un pequeño contingente de soldados, nada despreciable pues tenian unos cuantos trabucos, perros y caballos. Pero, pequeño de todas maneras. Se dice que Colón ordenó cortar unas ramas de un árbol de Níspero que allí habia y hacer con ellas una cruz ( el hoyo donde estuvo clavada esa cruz se encuentra hoy dentro de un templo santiario a la Virgen de las Mercedes, construído hace ya varios siglos).    
 
Según parece, o creo que ya lo dice uno de los Cronistas de Indias, hubo la Batalla del Santo Cerro, en medio de la cual unos españoles vieron, o creyeron ver, una luz sobre uno de los brazos de la cruz. Una luz que identificaron con la Virgen de Las Mercedes.
 
 Como los católicos no estamos obligados a creer o dudar de tal aparición, en Dominicana no hay mucha polémica sobre este detalle. El problema, que es mas que una polémica, es que muchos instruidos dominicanos dicen que de ningún modo van a aceptar que la Virgen va a venir a socorrer a aquellos crueles españoles contra los indios. Pues, no había yo dicho antes, que los españoles ganaron dicha batalla.
 
Esta opinión de algunos "historiadores" y muchos "indigenistas" ha logrado que hasta curas y obispos mantengan lo que se dice, un bajo perfil, en cuanto a la promoción y actividades concernientes a ésta la primera tradición mariana en América.   
 
De todos modos, cada 24 de septiembre, desde hace cinco siglos, por lo menos, un millar  de dominicanos de todo el país sube al Cerro, que ahora  llaman Santo, a la Misa del Dia de las Mercedes. Y muchos compran crucesitas de madera de níspero que los moradores del lugar confeccionan. Tambien llevan a sus casas los  sabrosos roquetes que confeccionan las mujeres del poblado. Una  tradición tan vieja como el famoso Níspero del Cerro.
 
Agrego que esta tradición tuvo sus mejores días cuando vino a ser párroco del lugar un cura italiano del Piamonte a quien todos los que lo conocieron tienen por santo. El Padre Francisco Fantino Falcó que así se llamaba el muy querido sacerdote, no ha tenido para su beatificacion, un eficiente loby en Roma. Pero no importa mucho. Francisco, el Obispo de Roma, ha dicho recientemente, que otros muchos que no figuran en el Santoral, también son santos.
Un abrazo.

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