Autor Tiberio Castellanos |
Por supuesto,
yo tenía que decir algo así. Fueron muchos, siete, ocho, no
recuerdo, los que dijeron de mí cosas muy agradables de oirlas, y yo
estaba muy cerca del micrófono por el que hablaban.
Sucede que en Miami (en este caso Ciudad o Condado
da lo mismo) somos pocos los dominicanos. Y de esos pocos, somos menos
los que habitualmente nos reunimos en actividades culturales. Siendo
así, no es extraño que el tiempo y los abrazos vayan formando, en muchos
de nosotros una cierta hermandad, que en muchos casos salta
triunfalmente sobre los
partidarismos políticos, aún en tiempos de las safras electorales en
Dominicana.
Amada Vargas me había encomendado decir
unas palabras sobre Roberto Guzmán a quien se ofrecería un
reconocimiento con sancocho, en un restaurante de Solangel Santana.
Roberto está de moda en estos días con esto del Diccionario del Español
Dominicano, gran obra, en cuyo ensamblaje él ha sido importante
colaborador y que se presentará aquí el 20 de Marzo en la prestigiosa
Casa Bacardi de la Unversidad de Miami.
Así que yo
commencé a organizar algunas palabras e ideas sobre vida y aventuras de
Roberto. Sus aventuras con el español las conocía ya, pero ahora me
entero que Roberto ha sido traductor e intérprete por 18 años y pico, en
el
Jackson Hospital, en cinco lenguas: Inglés, Español, Frances,
Portuguez, y
Creol. También puede leer en Italiano.
De modo que Roberto
es linguista.
Llegado aquí, y como la mente de los viejos es
vagarosa, se me fue en ese momento a los dias de mi regreso a Santo
Domingo desde La Habana, cuando commencé a hacer un programita en una
pequeña emisora que antes habia sido de Don Paco Escribano. Allí,
buscando un disco, me encontre numerosos LP que tenían esta inscripción:
"locutor, no te lleves los discos, tu canoces mi lengua".
Sí, como ahora se acostumbran los chistes al inicio de las charlas, yo tenía pensado éste.
Pero, no. Apenas commencé mi discurso sobre Roberto, éste me quitó el micrófono y comenzó a hablar de mi.
Así que esta es la historia. Ah, también me
entregaron una placa muy bonita.
Un
abrazo.
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