Autor Tiberio Castellanos |
Algunos historiadores al hablar
de Juan Pablo Duarte, revelan que su padre español, vino a radicarse a
Santo
Domingo en un tiempo cuando, precisamentre, los dominicanos se iban o
querían irse del país. Cosa curiosa y significativa en esa biografía
llena de rarezas.
Duarte, un muchacho de clase media
que se educa en Santo
Domingo, aprovechando los maestros que quedaban luego del cierre de la
Universidad, viaja a Barcelona, donde, según parece, no estudió ningun
curso académico, pero de donde trajo a su pais, esas inquietudes
patrióticas que lo hicieron el maestro y guía de la juventud. Su
compañero de La Trinitaria, Juan Isidro Pérez, citado por Euri Cabral en
su libro "Duarte", dice: "La historia dirá que tu fuiste el mentor de
la juventud contemporánea de la patria; que conspiraste, a la par de sus
padres, por la perfección moral de ella. La historia dirá: que fuiste
el apóstol de la Libertad e Independencia de tu patria".
Ramón Emilio Jiménez, en su himno al patricio, destaca ese rol de mentor de la juventud, que menciona Juan Isidro.
"En la fragua de la
escuela/ nuestra patria fue forjada/ el calor de tu enseñanza/ le infundió vida sagrada... "
Aquí hago un pequeño alto para ocuparme de otro asunto relacionado con
la Independencia. Algunos historiadores dicen que Pedro Santana salió
del Seibo con una tropa de 600 hombres y debe haber llegado a la ciudad
de Santo Domingo el 27 por la noche o el siguiente día. Es febrero de
1844.
En Santo Domingo recibe el visto bueno de la muy provisoria Junta
Central Gubernativa; añade a su tropa un contingente de jóvenes de la
ciudad, entre los cuales conocemos a los Alfau, Antonio Abad y Felipe,
uno de los doce fundadores de La Trinitaria; y sigue su marcha hacia
Azua. En el camino, en San Criatóbal, en Baní, y en poblados de la vía
va Santana añadiendo gente a su tropa que en Azua ya alcanza unos dos
mil y pico.
En estos dias de marzo de 2014 he estado
imaginando como sería ese recorrido de las tropas de Santana por esos
caminos de entonces, sin puentes sobre los ríos, unos a caballo, otros a
pié, con carretas de bueyes para llevar pertrechos y alimentos. No
tengo información si los dos cañoncitos que en Azua el 19 de Marzo le
dieron la gran sorpresa a los haitianos, los encontró allí Santana o los
llevó de Santo Domingo. Aunque no eran piezas de gran tamaño, todos
sabemos que los cañones pesan muchísimo. Y ahora que escribo, siento el
cansancio de esos pobres bueyes arrastrándolos por esos viejos caminos
del Sur en 1844.
Pero hoy es 5 de marzo, Miércoles de
Ceniza. Se me ocurre imaginar, a dónde habían llegado ese día de
1844 los hombres de Santana, que
el
28 de Febrero habian salido de Santo Domingo. Pienso que probablemente a
Baní. Allí recibirían la ceniza. Y seguirían hacia Azua, a organizar la
defensa de la plaza. En los pocos libros de historia dominicana que yo
he leído, sólo aparece otra marcha semejante a ésta.
La del General
Ferrand, con cuatrocientos soldados, desde Montecristi a Santo Domingo.
Una marcha de diecisiete días. Yo descubro una misma corajuda decisión,
en ambos hombres, al marchar decididamente hacia ese punto lejano y
allí plantar la bandera y defenderla.
Debo
decir que en Azua, el 19 de marzo, se ganó la primero batalla de la
Independencia Dominicana. Siguió una guerra contra las invaciones
haitianas de más de diez años. Una Guerra con muchos
héroes.
Por supuesto, me parece apropiado y justo
que en Febrero, "El Mes de la Patria" se celebren y aplaudan las
virtudes de Duarte, el Apóstol de nuestra Independencia.
Lo
que ocurre es que siendo Duarte un héroe tan diferente a todos los demás
héroes, al evocarlo se dicen tantas tonterías que a mi me ponen
tristes.
Es que Duarte, un
general que nunca entró en combate; que tuvo dos novias de compromiso,
pero no se casó con ninguna, ni tuvo hijos; que en Venezuela le
propusieron, primero, hacerse abogado, pero no quiso y tambien le
propusieron hacerse cura, pero rechazó ambos ofrecimientos, por su
entera dedicación a sis anhelos patrios; Duarte, un poco nube, un poco
santo, un poco poesía, es de difícil
manejo.
Juan Pablo Duarte, el de la Tinitaria, el de la Filantrópica, el de la Dramática, el del Movimiento de la Reforma.
No el Duarte "traicionado", pasando frío en Hamburgo y miseria en
Venezuela hasta sus últimos dias derritiendo cera para hacer velas. Ese
no me gusta.
Ese Duarte tan cantado en elegías panfletarias, no hace bien a la juventud, porque parece derrotado.
Un
abrazo
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