La Unesco mostró hoy su satisfacción por el récord
de participación en el ensayo de alerta de tsunami desarrollado el
pasado día 26, en el que intervinieron 230.000 personas de 31
territorios del Caribe y regiones adyacentes.
Esta participación "sin precedentes" respecto a
ejercicios similares efectuados en 2011 y 2013 "muestra la implicación
de los países concernidos" y la toma de conciencia respecto a la amenaza
que representan los tsunamis en la zona, destacó la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en
un comunicado.
Este ensayo, bautizado como "Caribe Wave/Lantex
2014" y organizado bajo los auspicios de la Comisión Oceanográfica
Intergubernamental (COI) de la Unesco, registró un aumento del 75 % en
el número de personas participantes respecto a 2011 y de más del 300 %
frente a 2013.
En esta ocasión, explicó la institución, se
movilizaron oficiales de enlace nacionales, organismos internacionales,
nacionales y locales de gestión de catástrofes, universidades, empresas,
centros de salud, medios informativos y particulares.
La directora general de la Unesco, Irina Bokova,
resaltó "la madurez" alcanzada por este sistema de alerta contra
tsunamis que se practica en la región desde 2005 y consideró los
resultados de 2014 "muy alentadores" para limitar las consecuencias de
eventuales fenómenos de este tipo y salvar vidas.
Para ello, aseguró, "la cooperación entre los
Estados y las diferentes instituciones implicadas es determinante", así
como la preparación de las poblaciones.
La Unesco señaló que los mensajes de alerta se
enviaron por satélite, internet y fax desde el Centro de Alerta contra
tsunamis del Pacífico, el Centro Nacional de Alerta contra tsunamis de
Estados Unidos, la Red Sísmica de Puerto Rico y el Instituto Portugués
del Mar y la Atmósfera.
Un ejercicio consistió en simular la reacción ante
un tsunami provocado por un terremoto de magnitud 8,5 en la escala de
Richter desencadenado a 270 kilómetros al suroeste de Portugal, similar
al seísmo y tsunami vividos en esa zona el 1 de noviembre de 1755,
cuando Lisboa quedó prácticamente arrasada y resultaron afectadas las
costas de Portugal, España, norte de África y el Caribe.
También se utilizó otro escenario, que consistió
en un tsunami ficticio generado por un temblor de magnitud 6,6 en
Richter que habría causado un deslizamiento de tierras submarino en el
golfo de México.
El objetivo del dispositivo era probar la
capacidad de reacción de los países ribereños del Caribe ante un tsunami
de origen remoto.
La Unesco recordó que la experiencia de anteriores
catástrofes demuestra que la rapidez de transmisión de los mensajes de
alerta "es un factor clave a la hora de limitar los daños causados por
un tsunami".
Indicó que la eficacia de la respuesta se basa "en
la capacidad de las poblaciones costeras de buscar refugio en los
primeros minutos que siguen al anuncio".
La Unesco precisó que el sistema de alerta rápida
contra tsunamis y otros riesgos costeros para el mar Caribe y sus
regiones adyacentes (CARIBE EWS) se creó en 2005, a imagen de los
existentes en el Pacífico, el Índico y el Atlántico Norte.
En los últimos cinco siglos el Caribe ha padecido
75 tsunamis, casi el 10 % de los tsunamis oceánicos registrados en el
mundo en ese periodo, puntualizó la Unesco.
Desde mediados del siglo XIX estos fenómenos han
causado más de 3.500 víctimas en la región, según datos de la
Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos. EFE
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