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jueves, 3 de marzo de 2011

TANIA: EL VERDADERO ROSTRO DE LAS DROGAS


AutorFernando Rodríguez Céspedes
comunicador maeno residente en Santo Domingo




Con la nariz totalmente destruida y el paladar perforado por el consumo de cocaína, la esbelta y simpática mulata maeña no tenía reparo en mostrar las horribles huellas que el uso de estufacientes había dejado en su hermoso rostro, con tal de que la desagradable imagen sirviera de ejemplo, ante la juventud, víctima o propensa a caer en el terrible vicio de las drogas.

Después de la primera cirugía

La tragedia de Tania Fernández Reyes, procedente de una respetable y muy apreciada familia maeña, residente en la Capital, es un triste ejemplo de los daños colaterales a que se exponen quienes tienen la debilidad de caer en el mundo de las drogas, y digo “colaterales”, porque el físico no es el peor de los males a que se exponen los consumidores.
Antes de estar en el mundo de las drogas

Peor que la lesión física que se auto inflige el drogadicto, está la degradación moral y social, además del daño que hace a la familia y a la sociedad. He visto y padecido, en familias amigas, el germen de la desgracia de tener un hijo o una hija víctima de las drogas quienes acaban con la paz, la unión y cualquier posibilidad de felicidad en el hogar.



Aunque el peor daño a la sociedad lo provocan los narcotraficantes, los consumidores, cual soldados de estos, destruyen los cimientos de la familia, prostituyéndose, robando a familiares, amigos y particulares, y en el peor de los casos, atracando y asesinando para obtener el dinero que le permita mantener el oneroso costo de sus vicios.



La ola de delincuencia e inseguridad ciudadana que hoy afecta a nuestra sociedad tiene, sin lugar a dudas, sus orígenes en gran parte, en el consumo y tráfico de drogas. Solo hay que ver el estado de ansiedad y desesperación en que cae un drogadicto al faltarle su ración diaria, para entender lo que es capaz de hacer con tal de obtenerla.



En ocasiones, esta situación los lleva a prostituirse, robar y hasta a matar para obtener dinero porque generalmente sus familiares o carecen de recursos o adoptan medidas rigurosas sobre sus bienes para que no se los roben, y la sociedad los rechaza por su misma condición, impidiéndoles obtener un trabajo digno que les proporcione recursos para su vicio.



Volviendo a Tania quien, gracias a la consistencia moral y apoyo de su familia, y sobre todo, gracias a su firme determinación de alejarse del vicio internándose por casi dos años en Hogares Crea, logró superar su condición de adicta, convirtiéndose en un ejemplo, de que: “sí se puede”, para quienes aún permanecen en ese terrible mundo.



También logró algo importante en su vida: la construcción, mediante dos excelentes cirugías estéticas, de una nueva nariz confeccionada con cartílagos de sus costillas y piel de su frente, además de lograr la reparación de su paladar perforado, gracias a la destreza y amor mostrados por un equipo médico del “Hospital de los americanos” en Los Alcarrizos.



Sus vivencias fueron narradas en el programa “Mil historias con Judith Leclerc” que se transmite por CDN canal 37 con la intención de que sirva de ejemplo a la juventud dominicana que padece del flagelo de las drogas y para quienes no hayan caído en este terrible mal que calcome las entrañas de nuestro país, víctima de tantos males sociales.



El título de este trabajo se debe a una reflexión surgida ante la observación del desfigurado rostro de Tania, tras su primera cirugía, frente al radiante y celebrado rostro de Sobeida Félix Morel, presa por lavado, a quien una parte insensata e irresponsable de la prensa dominicana trató glamorosamente como si fuera una heroína de la Patria.















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