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viernes, 1 de enero de 2010

Científicos encuentran pista sobre cáncer de demonios de Tasmania

WASHINGTON (AP) — Tan fieros como son, los demonios de Tasmania no pueden vencer el cáncer contagioso que amenaza con extinguirles. Ahora, un grupo de científicos creen haber encontrado el origen, un paso importante en los esfuerzos para salvar al último marsupial carnívoro en Australia.





Los animales de pelaje negro diseminan el mortífero cáncer cuando se muerden entre sí en el rostro. Desde el descubrimiento de la enfermedad en 1996, sus números han bajado 70%. La primavera pasada, Australia colocó en la lista de especies en peligro a los demonios — famosos por el personaje de dibujos animados de Looney Tunes llamado Taz— .



No existe tratamiento para el cáncer, y hay pocas esperanzas de encontrar uno hasta que los científicos entiendan qué es ese tumor facial. Así que un equipo internacional de investigadores estudió los genes del cáncer, y descubrió que inicialmente aparece en las células que protegen los nervios del animal.



El sorpresivo hallazgo, reportado en la edición del viernes de la revista Science, ha ayudado a desarrollar un examen para diagnosticar el tumor.



Ahora, los científicos están buscando las mutaciones que afectaron esas células, con la esperanza de un día desarrollar una vacuna para proteger a los restantes demonios de Tasmania, y quizás encontrar tratamientos.



"El tiempo se está acabando", dijo la principal investigadora, Elizabeth Murchison, de la Universidad Nacional Australiana, en declaraciones telefónicas desde Tasmania. "Es horrible pensar que pudiera no haber demonios de Tasmania en 50 años, porque están muriendo tan rápidamente".



Los demonios, conocidos por sus poderosas mandíbulas, fieros chillidos y voraz apetito, son los mayores marsupiales carnívoros en el mundo. No existen en la naturaleza fuera de Tasmania, una isla al sur de Australia.



El cáncer causa tumores faciales que crecen tanto que hacia el final el animal no puede siquiera comer.



Cuando un animal enfermo muerde a otro, transplanta células cancerosas vivas que forman una copia del tumor del primer animal.



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