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miércoles, 22 de julio de 2015

Planes para fusionar Haití y RD se remontan al pasado

Los planes o ideas concebidos por sectores haitianos para que la isla de Santo Domingo sea un solo país, se remonta a muchos años atrás, y marca en el calendario varias fechas específicas, como fue el inicio de la década del 90, cuando desde Haití se planteaba la intención de fusionarse con la República Dominicana.


Los planes urdidos en ese sentido han quedado registrados a lo largo de la historia, con actores específicos y propuestas concretas de unificación de la isla La Española.

En esa ocasión, año 1991, la propuesta fue hecha por el diplomático haitiano Gerard Latourtue durante su participación ante los miembros de la Cámara Dominico Americana de Comercio, acto celebrado en el Athletic Club, del 180 de Park Central South.

“Es necesario que se presente una población conjunta entre los dos países, que podría ascender a los 13 millones de habitantes, pues, de ese modo ambas naciones podrían ser favorecidas por los programas de desarrollo comercial y de inversión industrial que se auspician dentro del Acuerdo de Lomé, CARICOM y la Iniciativa para el Desarrollo de la Cuenca del Caribe”, señaló  en esa época Latourtue.

Según la reseña del semanario Listín USA, en fecha del 19 al 25 de junio de 1991, firmada por el periodista Disraeli Guillén, el político haitiano insinuó que todas las iniciativas que se fueran a ejecutar debían ser al margen de las políticas de ambas naciones.

Latourtue, quien ese momento trabajaba en programas de desarrollo auspiciados por las Naciones Unidas, planteó que solo debía primar la buena fe dirigida a ejecutar programas de desarrollo factibles que beneficiaran a los pueblos dominicanos y haitianos. 

La intención del diplomático de la vecina nación era que la isla se presentara cono una república en vez de dos y sustentó su propuesta en que al tener esa cantidad de habitantes habría mayores facilidades de calificar presentando proyectos ante los organismos internacionales, al demostrar que contaban con un mercado potencial que hacía factible el éxito de las inversiones.

Al referirse a las acusaciones contra la nación dominicana sobre el maltrato a los trabajadores haitianos que venían a cortar caña a los ingenios del Estado, manifestó que no se podía continuar manteniendo vigentes los aspectos negativos que se ventilaban en ese momento.

Asimismo, abogaba porque se enfrentara con seriedad la situación económica y social que prevalecía en Haití y República Dominicana.

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