POR FERNANDO RODRíGUEZ CÉSPEDES |
Mientras en el país no se fiscalice y garantice el origen
legal de los repuestos usados que se venden libremente, no se detendrán los
robos de carros y jeepetas así como los crímenes relacionados con esta
actividad que cada día toma más fuerza.
Pasa algo similar con la activación indiscriminada de los
llamados "macos" o teléfonos celulares sin determinar la legitimidad
u origen legal de los mismos, solo por el interés de ganarse unos pesos.
Ambas actividades son fuentes de crímenes porque quienes roban celulares y vehículos
de motor van dispuestos a asesinar a quienes les pongan resistencia como ha
sucedido en diversas ocasiones.
Dichas acciones
resultan lucrativas porque los celulares son activados en violación a la ley, e
igual los vehículos robados, muchas veces con violencia, generalmente son
desguazados y vendidos por piezas.
La venta de repuestos
usados es común en los alrededores de la "La 20", donde hay negocios que sin ser importadores poseen inventarios millonarios de repuestos
usados de todas las marcas de vehículos en perfectas condiciones.
El negocio se ha extendido a distintos barrios y a las
principales provincias del país porque el desguazamiento de jeepetas y carros
robados es una práctica tan lucrativa
que existen bandas, que incluyen policías y militares, formadas para robar
vehículos.
Es evidente que existen talleres dedicados a estas prácticas
y que gozan de protección o de la "vista gorda" de determinadas
autoridades policiales debido a que por muy escondidos que estén pueden ser
ubicados si hay interés en localizarlos.
Los asesinatos del coronel Ubrí Boció, cuya jeepeta apareció
desguazada, del periodista Blas Olivo y de la joven estudiante Franchesca Lugo,
deben servir de detonante para que las autoridades combatan este comercio
ilegal que ha propiciado tantos crímenes y creado terror entre los propietarios
de vehículos.
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