Puede que tengan muy mala reputación
entre muchos de los interesados en bajar de peso, pero todo indica que
hace miles de años los alimentos ricos en carbohidratos –como los
tubérculos– fueron claves para que nos hiciéramos más inteligentes.
Esa
es al menos la conclusión de un estudio realizado por investigadores de
la Universidad Autónoma de Barcelona, el University College of London y
la Universidad de Sidney, quienes afirman que el consumo de plantas ricas en almidones fue fundamental para la evolución de nuestra especie.
La razón es sencilla: la glucosa es uno de los principales combustibles del cerebro.
Y, según el estudio, el desarrollo de
nuestra capacidad para obtener azúcares de los carbohidratos –y en
particular de los almidones– fue lo que sostuvo el acelerado crecimiento
del cerebro "que empezó a notarse a partir del pleistoceno medio".
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