Escrito por la Maestra Lavinia del Villar |
El tema haitiano, desde hace rato en primera plana en
nuestros periódicos, ya cansa. Pareciera que nuestros problemas como nación
pasaran a segundo plano, porque la mayor parte de la energía del Estado
Dominicano es gastada en establecer la política migratoria, en aplicar el Plan
Nacional de Regulación de Extranjeros, y en justificar nuestras decisiones
antes las entidades internacionales, que se empeñan en intervenir en nuestros
asuntos, y en atentar con mentiras, contra nuestra soberanía.
Menos mal que los XVII Juegos Panamericanos nos han dado
un respiro para encontrar algo diferente de que hablar, además de motivos
suficientes para celebrar por las 24 medallas ganadas por nuestros atletas, y
que este domingo, Día de los Padres, fuimos testigos de un acontecimiento que
hizo parir banderas a nuestro orgullo patrio: La exaltación del Gran Pedro
Martínez al Salón de la Fama de Cooperstown.
Con todo este aval de personas gloriosas, llenas de fe y
de espíritu de lucha, reconocemos que somos un pueblo que sueña, un pueblo que
trabaja, un pueblo que aunque a veces parezca dormido, renace como el Ave Fénix,
con su bandera al hombro, cada vez que alguien pretende mancillar su dignidad
nacional.
Dueños de símbolos patrios llenos de gloria e historia, y
henchidos de dominicanidad por el legado de Duarte, nos hacemos eco de “Mi
Patria”, la composición del maeño Dr. Antonio Mateo Reyes(Monchy) ,
interpretada por nuestro Fernando Villalona, que reza: “Que lo sepan los de adentro, que
lo sepan los de afuera, que en la patria nuestra, no caben dos banderas.”
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