POR FERNANDO RODRĺGUEZ CÉSPEDES |
"La libertad de expresión no vale
nada sin la libertad de pensamiento", frase del conocido escritor español
José Luis Sampedro Sáez que utiliza la colega Nexy D´León en el introito de sus
artículos publicados los lunes en el periódico Hoy.
De primera intención, cualquiera
piensa que la frase debiera ser a la inversa, puesto que el pensamiento es
libre, no así la expresión. Sin embargo, en los regímenes dictatoriales usted
puede expresarse, pero con sujeción a la conveniencia e intereses del régimen.
En este caso, el planteamiento tiene lógica.
La libertad de pensamiento y de expresión son conquistas de la humanidad en su
larga lucha por el respeto a los derechos humanos. En los estados democráticos usted puede pensar lo que quiera, pero no
siempre conviene expresarlo y por eso
existen tantos periodistas y personas que se autocensuran.
En adición a la autocensura que se
aplican ciudadanos y comunicadores, en la mayoría de los casos por
conveniencias personales, existen censuras en los medios de comunicación que se
cuidan también de no afectar determinados intereses oficiales o privados,
alegando posibles demandas.
Por suerte, en el libre juego de las
ideas, si bien se da la censura en muchos periodistas y medios informativos, también
existen otros que se explayan formulando
críticas acerbas a las ejecutorias
oficiales, alcanzando, en ocasiones, al sector privado nacional y extranjero.
Muchas veces se cometen excesos ,
sobre todo en los medios electrónicos, que son pasados por alto porque se
aceptan como válvulas de escape en una
sociedad donde prevalece una irritante inequidad e injusticia social que
propician el Estado y los grupos de
poder.
Esa situación crea un irreverente pero
necesario equilibrio informativo que permite a grandes sectores del pueblo
expresarse abiertamente y denunciar situaciones de abusos e injusticias que al
ser expuestos al público obligan a las autoridades a tomar los correctivos de
lugar.
En definitiva, los medios de
comunicación, pese a ser empresas capitalistas, rinden un importante papel en
la preservación de la democracia sobre todo por el ejercicio responsable de los
periodistas que, en contraposición a los adocenados, autocensurados y
"bocinas", expresan libremente sus opiniones y denuncian los males,
abusos e injusticias del sistema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer