Un Momentito con Miguel
Gerardo Diaz (el toro) |
Autor Miguel De Jesús
Locutor y Abogado Dominicano
|
Lo conocí al
inicio de la década de oro del merengue dominicano, los 80s de sabor, alegrías y
calidad, para ese entonces él era el mánager de la orquesta Gran Manzana y yo el animador de
actividades en diferentes discotecas y locutor de Radio Mao.
Sellamos nuestra
amistad en el Samoa Bar de Mao, el merengue le debe mucho pues ha sido soporte y guía de talentos que se han paseado por el
mundo, y si han llegado a posiciones
importantes fue gracias al trabajo de la persona a quién nos referimos.
Sus primeros años
los vivió entre el Jaya de San Francisco
de Macorís y el Corazón de Santiago,
luego preparó maletas y se fue a residir a la ciudad de Santo Domingo logrando un espacio importante en la radio de la
Capital de nuestro país.
Escribo de un ser
humano que en cualquier circunstancia se coloca en el lugar correcto para dar la mano al amigo, no disfraza el amor a
los demás, no forza situaciones ni personas, arquitecto de grandes planes para jóvenes
sin recursos y posibilidades.
Héctor Acosta (el torito) es el mejor ejemplo,
el muchacho talentoso de Bonao al que nadie abrió las puertas, encontró en él,
más que un manejador de su carrera un padre de amor, Nelson Gil y la artillería,
Ruby Pérez y los hermanos Rosario entre
otros.
La lista es larga
de los que este hombre inigualable le ha dado un nombre y lugar donde solo habitan los
grandes. Hoy vive la satisfacción de haber hecho el bien sin tener
resentimiento por lo mal que la mayoría le ha pagado ahora que el temporal las
bonanzas se ha llevado.
El silencio de
muchas madrugadas fue testigo de las veces que él, arriesgaba su vida al
regresar de fiestas en diferentes puntos del país apoyando a sus músicos, sus
huellas aunque pisoteadas pero nunca borradas están en el Corazón de muchos
artistas dominicanos
Ama a Dios y en su
nombre desarrolla un trabajo sustentado en la honradez y el esfuerzo para
llevar con dignidad el pan a su mesa, en sus mejores momentos nunca dejó de
ayudar personas e instituciones con su mano derecha sin que se enterara la
izquierda.
Su amor por la
vida y por las personas que lo rodean, son regalos envueltos en su Alma pura para
ser entregados entre música de diamantes. Hoy escribo de un muchacho grande y
sin malicia, escribo de Gerardo Díaz un Toro con rostro humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer