Veinticinco años después de la caída del Muro de
Berlín propiciada por la Perestroika, Rusia pide un nuevo orden
internacional sin el dictado de Estados Unidos, que se proclamó ganador
de la Guerra Fría.
El aniversario del cuarto de siglo desde aquel
acontecimiento histórico coincide con uno de los momentos más tensos en
las relaciones entre Occidente y la Rusia de Vladímir Putin, objeto de
sanciones internacionales por su papel en la crisis de Ucrania y la
anexión de la península de Crimea.
Lejos de amilanarse ante las negativas
consecuencias de estas sanciones que, sumadas a la caída del precio del
petróleo, ya se hacen evidentes en la economía nacional, Putin
sorprendió hace unas semanas con un discurso conceptual que ya ha sido
equiparado por algunos observadores al de Winston Churchill en Fulton en
1946, el discurso del "telón de acero" que inició la guerra fría.
Fue en el foro de Valdái, un club de debate
internacional creado por Moscú y que en esta ocasión se celebró en
Sochi, donde el presidente ruso sacó pecho para asegurar que "el oso
(ruso) no va a pedir permiso a nadie" y lanzar una diatriba contra
Estados Unidos, al que acusa de querer dominar el mundo.
Entre la lista de agravios, las sucesivas
intervenciones militares occidentales en lugares como Irak o Afganistán
y, especialmente, la ampliación de la OTAN hacia el este de Europa.
La Rusia de Putin no parece dispuesta a aceptar el
papel de "malo" de la película que Occidente le atribuye, ni tampoco a
renunciar a sus intereses.
El sentimiento de agravio que Moscú siente hacia
el orden internacional y europeo nacidos del derrumbamiento del muro de
Berlín y la unificación alemana es compartido por otra voces en Rusia.
Uno de los protagonistas históricos de la caída
del muro, el último presidente soviético, Mijail Gorbachov, artífice del
proceso de reformas conocido como la Perestroika que culminó en el fin
de la URSS, daba la razón estos días a los alegatos de Putin.
"Mi consejo para los líderes occidentales es que
analicen todo esto con detenimiento en lugar de culpar siempre a Rusia
de todo. Que recuerden la Europa que pudimos crear en los 90 y en qué se
ha convertido, desgraciadamente, en los últimos años", afirmó Gorbachov
en una entrevista concedida a "Rossískaya Gazeta".
Gorbachov fue más allá, cuando subrayó que ahora
hay que "admitir que la crisis política europea, y mundial, es una
realidad. Una de las razones de su aparición, aunque no la única, es la
reticencia de nuestros socios europeos a tener en cuenta el punto de
vista de Rusia, así como sus legítimos intereses en materia de
seguridad".
Entre los pasos que se dieron sin contar con
Rusia, citó Gorbachov "la ampliación de la OTAN, los planes de
despliegue de sistemas de defensa antimisiles y las intervenciones de
Occidente en regiones estratégicas para Rusia (Yugoslavia, Irak,
Georgia, Ucrania)".
El periodista ruso Konstantín Remchukov, director
del diario "Nezavísima Gazeta", cree que el discurso "fultoniano" de
Putin responde de forma bien fundada a los principales aspectos de las
actuales relaciones entre Rusia y Occidente.
"Putin presentó toda una serie de argumentos para
sus partidarios y propagandistas. El principal de ellos: que Rusia lo ha
hecho bien y que Estados Unidos hace en el mundo lo que quiere", señala
en su blog.
Remchukov considera que de las palabras de Putin
no queda ninguna duda de que Rusia no tiene intenciones serias de
normalizar sus relaciones con Estados Unidos, y viceversa.
"Las elites políticas de EE.UU. y Rusia desean con
ansias una guerra fría, ya que ésta ofrece un determinado futuro a
poderosos grupos de intereses a ambos lados del Atlántico", sostiene.
Para el periodista, la pregunta acerca de si el
mundo se dirige o no hacia una nueva guerra fría ya ha perdido
actualidad, porque esta guerra "ya se libra con intensidad en numerosos
frentes, que, lamentablemente, serán muchos más".EFE
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