Mao es un pueblo de
gentes amables, trabajadoras y solidarias. Sin embargo, en los últimos tiempos,
con la profusión de los medios electrónicos de comunicación, han aparecido unos autoproclamados "comunicadores"
que más que comunicar, se dedican a la extorsión, el chantaje, la insolencia y
al irrespeto contra ciudadanos decentes y laboriosos quienes por su misma condición
se abstienen de enfrentarlos.
Este fenómeno no es exclusivo de Mao, cubre todo el
país distorsionando el verdadero sentido
de una profesión que debiera estar siempre al servicio de la verdad y de los
mejores intereses de las comunidades. Esta situación es motivo de preocupación
entre quienes ejercemos el oficio del periodismo con sentido crítico pero ético, buscando siempre
la verdad sin importar los intereses que pueda afectar.
En esta ocasión, la campaña
difamatoria en Mao, va dirigida contra un joven nacido en las lomas de Santiago Rodríguez
donde, desde niño, le enseñaron el valor del trabajo y la honestidad.
Una
persona de gran sensibilidad social y una vocación de trabajo que le ha permitido sobreponerse a las
adversidades de la vida, hasta convertirse,
gracias a su espíritu de emprendedor, en un respetable empresario de la región
Noroeste.
Pedro Espinal lleva 20 años
residiendo en Mao y 32 de ejercicio profesional. Contrario a otras víctimas, no
se ha dejado amedrentar ni chantajear y ha iniciado un proceso legal contra un
reconocido y funesto personaje que ha hecho de la injuria y el irrespeto una
norma de vida en una sociedad digna de mejor suerte. Lo más penoso de todo es
que existan medios de comunicación que den cabida a este tipo de individuos.
Quienes conocemos la trayectoria de
trabajo, honradez y servicio social del hoy presidente de la Cámara de Comercio
de la provincia Valverde y de la pujante empresa Agroesa,S.R.L., tenemos el
deber moral de ponernos de su lado no
solo por solidaridad, sino porque creo que llegó el momento de que las personas
sensatas de Mao enfrenten, sin temor, la violencia, el irrespeto y el chantaje
de ciertos sicarios de la moral ajena.
El "comunicador" está
sometido a la justicia, esperamos que, como en otras ocasiones, no salga
tranquilamente del impasse por la mediación de quienes abogan por la impunidad o el
"entendimiento".
Confiamos en la firme decisión del amigo Pedro Espinal de llevar hasta el
final su acción legal porque, además de
un asunto de honor personal y familiar, se trata de contribuir con el
saneamiento y tranquilidad de la sociedad maeña sentando un precedente judicial
contra la injuria y la difamación.
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