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lunes, 7 de julio de 2014

El sicariato moral ataca de nuevo en Mao



            
Por Fernando Rodríguez Céspedes


                      Mao es un pueblo de gentes amables, trabajadoras y solidarias. Sin embargo, en los últimos tiempos, con la profusión de los medios electrónicos de comunicación, han aparecido  unos autoproclamados "comunicadores" que más que comunicar, se dedican a la extorsión, el chantaje, la insolencia y al irrespeto contra ciudadanos decentes y laboriosos quienes por su misma condición se abstienen de enfrentarlos.


Este  fenómeno no es exclusivo de Mao, cubre todo el país  distorsionando el verdadero sentido de una profesión que debiera estar siempre al servicio de la verdad y de los mejores intereses de las comunidades. Esta situación es motivo de preocupación entre quienes ejercemos el oficio del periodismo con  sentido crítico pero ético, buscando siempre la verdad sin importar los intereses que pueda afectar.

En esta ocasión, la campaña difamatoria en Mao, va dirigida contra  un joven  nacido en las lomas de Santiago Rodríguez donde, desde niño, le enseñaron el valor del trabajo y la honestidad.

 Una persona de gran sensibilidad social y una vocación de trabajo  que le ha permitido sobreponerse a las adversidades de la vida,  hasta convertirse, gracias a su espíritu de emprendedor, en un respetable empresario de la región Noroeste.

Pedro Espinal lleva 20 años residiendo en Mao y 32 de ejercicio profesional. Contrario a otras víctimas, no se ha dejado amedrentar ni chantajear y ha iniciado un proceso legal contra un reconocido y funesto personaje que ha hecho de la injuria y el irrespeto una norma de vida en una sociedad digna de mejor suerte. Lo más penoso de todo es que existan medios de comunicación que den cabida a este tipo de individuos. 

Quienes conocemos la trayectoria de trabajo, honradez y servicio social del hoy presidente de la Cámara de Comercio de la provincia Valverde y de la pujante empresa Agroesa,S.R.L., tenemos el deber moral de ponernos de su lado  no solo por solidaridad, sino porque creo que llegó el momento de que las personas sensatas de Mao enfrenten, sin temor, la violencia, el irrespeto y el chantaje de ciertos sicarios de la moral ajena.

El "comunicador" está sometido a la justicia, esperamos que, como en otras ocasiones, no salga tranquilamente del impasse por la mediación de quienes  abogan por la impunidad o el "entendimiento".

 Confiamos en la firme decisión  del amigo Pedro Espinal de llevar hasta el final su acción legal porque,  además de un asunto de honor personal y familiar, se trata de contribuir con el saneamiento y tranquilidad de la sociedad maeña sentando un precedente judicial contra la injuria y la difamación.

  

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