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miércoles, 30 de julio de 2014

Ejercer la profesión de Locutor produce fascinación

Autor Antonio Regalado
Mi carrera profesional como locutor se inició en el año 1972 en mi Santiago querido, y como diría el fenecido periodista, escritor, poeta, locutor y dramatugo, René Omar Montes De Oca, inolvidable y tenaz.

La radio en aquellos años se ejercía mayormente por vocación, no había ansias de ninguna otra cosa que no fuera hacer una comunicación radial para entretener y estar bien con la comunidad, en otras palabras, el don para desempeñar el oficio se encontraba en una etapa de ebullición y contenía en su esencia la pureza naciente, diría yo, de una flor en botón.


Existían relaciones armoniosas en sentido general, no había tirria ni desvarío entre colegas, denigrar no tenía espacio en el accionar de aquellas voces, pero tampoco denostar a nadie, realmente el compañerismo era excelente.

Don Ramón De Luna y Doña Minucha Pezzotti de Luna constituyen un testimonio vivencial de lo que decimos, el espacio no nos alcanza para expresar lo que significó esta familia para aquella generación a la cual inspiraron y que escribió y  aún continua haciéndolo,  con cincel de hierro y punta de diamante, una historia gloriosa en las hermosas páginas de la locución dominicana en Santiago de Los Caballeros y todo el país.

De igual manera José Guillermo Sued, Alejandro Sánchez, Abel Rojas, Pedro Agustín Castillo, Víctor Pérez, Leonardo Aguilera, Haime Thomás, Leonardo Aguilera,Guillermo McDougal, Menelio Almonte{fenecido},  el polifacético Nélson Rodriguez, a propósito, recibí una llamada de José Miguel Román {El Cafre} informándome de la muerte de su Madre, nuestra oración por Fortaleza para este inconmensurable locutor y su familia.

Grey Nuñez, Félix Bruno, Román Díaz, José Fabián, la leyenda viviente José Miguel Román [el Cafre}, Ney Flores, Pedro Francisco Blanco, Roberto Tineo, Cipri Mar, Gaspar Rodriguez, Miguel De Jesús, Adriano De La Rosa, y otros tantos que no se me olvidan, sino que están muy presentes aún en el corazón del pueblo y el mio, y que no los mencióno porque me faltaría espacio, que son íconos y leyendas vivientes de la locución.

Esos héroes del micrófono, y al mismo tiempo maestros del arte del buen decir,de la palabra hablada, incluyendo a los que por razones de espacio no pude citar, tienen un lugar preponderante en la sociedad, independientemente que se les reconozca su trabajo o no, pertenecen a la historia intrínseca y emocional de nuestra nación, del ser, y son un referente que las siguientes generaciones tendrán que enhebrar como parte muy importante en el desempeño de sus funciones.

En mi caso particular{más de 40 años como locutor}, el Señor me hizo un llamado, que bueno es Dios, el cual recibí como parte de una bendición para mi vida que no existe a que comparar.

ÉL, Jesús, cambió el rumbo de mi carrera de locutor a ministrar su presencia y ser pastor, por su gracia, para guiar a una parte de sus ovejas hacia las manciones celestiales.

Sigo ejerciendo como locutor, pero ahora desde la óptica espiritual, doy gloria a Dios por esa transformación, de las tinieblas a su Luz Admirable, como afirma su Palabra. Amén. 

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