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viernes, 20 de febrero de 2015

El Difícil caso de María

Autor Tiberio Castellanos
No pongo su apellido, pues nadie lo sabe. María vive en la calle.
Ella tiene un retardo mental u otra cosa parecida. Al parecer nadie ha estudiado su caso. Aquí, en Dante Fascell y en las Tres Torres alguna gente la ayuda. Ella les hace mandados a algunos y supongo tambien ayuda a alguno en la limpieza
del apartamento. 
 
Así, que puedo decir que ella come todos los días. Ese no es el problema.
Ella vive en la calle. Si usted viniera por aquí, seguro que podría verla con sus bártulos, casi frente a nuestro edificio.
 
Aquí en el Dante Fascell en tiempos de una anterior administración, alguien quiso conseguirle un "disability". Pero no se pudo encontrar la necesaria documentacion para solicitarlo. 
 
Alguien ha dicho que ella vino una niña de Cuba y que aquí estuvo en alguna escuela. Pero nadie sabe cual escuela. Y María sigue viviendo en la calle. En los días de lluvia o de mucho frío uno puede suponer quela cosa no es muy fácil para María.
 
A mi y a otros, nos ha parecido que un abogado hábil podria encontrar el modo o la fórmula para conseguirle a María  ese "desablity" que sería la solución de su caso.
 
Pensando en esto, he visto en la puerta de entrada de Radio Paz un papel  que decía:
Servicios Legales del Arzobispado. Y donde daban los teléfonos de las tres
oficinas que la arquidiócesis tiene para ese fin.
 
He llamado a la que me pareció mas cercana a Allapattah, al 305-373-1073
y he comenzado a hablarle del caso luego de identificarme como parroquiano de la Mision de La Altagracia, Parroquia de Corpus Christi. Me ha contestado una señora con voz no muy amable, o quizas digo mejor, con estilo un tantico autoritario: -nosotros sólo atendemos casos de inmigración-.
 
Como me molestó un poco la contestacion le respondí: - pero dígalo correctamente, inmigracion ilegal-. 
 
Y me he quedado pensando, quiénes merecen más compasión, si esos pobres seres humanos, que abandonan familia y hogar, se montan en un Tren de la Muerte, cruzan un Gran Río, un peligroso desierto y otros grandes riesgos, y violan las fronteras de nuestro país, ¿ en busca del Vellocino de Oro? No, huyendo de sus enfermas patrias.
O esta pobre mujer abandonada a su suerte en las calles de Allapatah.
 
Y finalmente... pienso que ambos. Que debemos sentir compasión por ambos.
Y quiero creer, ahora que ya estamos en Cuaresma, tiempo de conversión,
que esta diligencia por María, que yo encamino y el trabajo de los abogados del Arzobispado por los ilegales, está sólo motivado por la compasión, que no hay cálculo alguno de por medio. Que yo, al menos, no confundo mis propios sentimientos.
Un abrazo

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