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lunes, 22 de diciembre de 2014

FIDEL ES UN GIGANTE…



Por Manuel Rodríguez Bonilla


Los Presidentes de los Estados Unidos y Cuba, Barack Obama y Raul Castro, acaban de anunciar al mundo la apertura de relaciones diplomáticas, al tiempo de anunciar un conjunto de medidas en el campo económico que ponen fin a mas de medio siglo de completo distanciamiento y enfrentamientos que en ocasiones pusieron en vilo la paz en todo el continente americano.


Terminada la Segunda Guerra Mundial (1945) con el triunfo de los Aliados (Estados Unidos, Inglaterra, Rusia y Francia), los Estados Unidos decidieron poner en sus colas tanto a los países del campo aliado como a los derrotados, por lo que Rusia al darse cuenta de ese plan decidió distanciarse del ya coloso americano iniciándose la Guerra Fría, quedando el mundo dividido en dos grandes bandos encabezados uno por los rusos y el otro por los norteamericanos. 

Con la victoria de Fidel Castro ante la férrea dictadura de Fulgencio Batista en Cuba en enero del 1959 y decidido a sacar de la profunda pobreza en que estaba sumergida Cuba, el Comandante Castro decide en septiembre del 1960 nacionalizar los bancos y grandes empresas norteamericanas. Los Estados Unidos, en vez de procurar un diálogo con el nuevo régimen cubano en búsqueda de compensaciones a favor de los capitalistas afectados, decide presionar al gobierno de Cuba ejecutando las siguientes medidas:
a)      A las 5 semanas (octubre del 1960), establece un embargo o impedimento a las exportaciones desde Cuba.
b)      A los 3 meses de las referidas nacionalizaciones (enero del 1961), rompe con Cuba las relaciones diplomáticas.

c)       Inmediatamente, promueve entre cubanos que emigraron a los Estados Unidos, la organización de un ejército invasor que en abril del 1961 (cinco meses después) llega y fracasa a Bahía de Cochinos.

Ante tanta injerencia y violación a su soberanía, el Comandante Castro decide unirse al bloque lidereado por Rusia, proclamando que Cuba iniciaba “una revolución socialista, marxista y leninista”, dejando claro que se distanciaba del campo de influencia norteamericano. Por esta decisión tomada por Castro, 10 meses después los Estados Unidos bajo la presidencia de John F. Kennedy aplica una prohibición total al comercio con Cuba, impidiendo a toda empresa norteamericana incluyendo a sus subsidiarias, y posteriormente a todos sus países satélites en el mundo, a no vender ni comprar producto o servicio alguno a Cuba. Es decir, aislar con intención de asfixiar por completo a toda la isla caribeña.

A Fidel no le quedó más alternativa que crear conciencia en todo el pueblo cubano, unirlo como un solo hombre, estimular su propia producción y resistir de pie con la frente en alto, enfrentando decenas de tentativas contra su vida y la dignidad misma de su pueblo. 

Bajo el inventado pretexto de que “el gobierno de Castro viola los derechos humanos”, Estados Unidos ha mantenido por décadas el  bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, no obstante Amnistía Internacional declarar en su informe del 2012 que “Cuba es el país de América que menos viola los derechos humanos”, y la Asamblea General de las Naciones Unidas en múltiples ocasiones resolutar por amplísima mayoría de que el bloqueo contra Cuba sea levantado por injustificado.

Hoy, 53 años después, Estados Unidos reconoce el fracaso de su belicosa política contra la mayor de las Antillas y de que durante el transcurrido medio siglo el aislado ha sido la nación norteamericana, demostrando haber perdido una batalla a todas luces injusta y antihumana.

Independientemente de simpatías políticas o ideológicas, hay que reconocer que Goliat ha perdido nueva vez ante David. La historia recogerá a Fidel, como un gigante de su tiempo.



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