POR FERNANDO RODRÍGUEZ CÉSPEDES |
El valor, como gesta histórica que tiene
la batalla de La Barranquita, es la inmolación que significó enfrentarse, con
escasos y deficientes armamentos, al ejército más poderoso de la tierra,
motivado por el amor a la soberanía de nuestra patria.
El desigual enfrentamiento armado,
escenificado en el cerro La Barranquita de Guayacanes, de la hoy provincia
Valverde, dejó 27 muertos y decenas de heridos, tras la arremetida de un
contingente de más de 800 marines contra 80 patriotas.
Los hechos acontecieron el 3 de julio de
1916 cuando las tropas interventoras norteamericanas avanzaban desde Monte
Cristi a Santiago, y un grupo de nativos de Mao, Esperanza, Laguna Salada y
Guayacanes, Maizal y otros parajes vecinos quiso evitar su avance.
Los patriotas, civiles y militares,
lucharon bajo las órdenes del general Carlos Daniel del ejército regular y jefe
de la dotación militar de Mao, junto al valiente capitán Máximo Cabral, quien
fue uno de los primeros caídos en combate.
La actitud de estos 80 patriotas, fue
similar al gesto de Gregorio Urbano Gilbert, quien estaba entre la multitud que
presenciaba el desembarco por el puerto de San Pedro de Macorís y emergió
indignado, disparando contra los marines, hiriendo mortalmente a un oficial de
los invasores.
Uno y otro gesto son representativos del
coraje de nuestro pueblo y de su amor por la libertad y la soberanía.
Consecuente con estos hechos, Mao y la provincia Valverde se aprestan a
celebrar en grande, el 3 de julio venidero, el primer centenario de la batalla
de La Barranquita.
“¡Dichosos ellos que murieron libres!”,
exclamaría después el eximio Cantor de La Barranquita, Juan de Jesús Reyes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer