Nueva York, .- La presencia de
una tienda de recuerdos en el nuevo Museo de la Memoria, que abrirá sus
puertas al público la próxima semana para recordar a las víctimas del
11S, no ha gustado a muchos neoyorquinos y hoy recibió duras críticas en
la prensa local.
"La pequeña tienda de los horrores", titula a toda
página el popular tabloide New York Post, que califica el
establecimiento de "grosero" y que recoge el descontento de algunos
familiares de los fallecidos en los atentados.
Es el caso de Diane Horning, que perdió a su hijo
el 11 de septiembre de 2001, y para quien la tienda de recuerdos resulta
"ofensiva y repugnante".
"Para mi, tener una iniciativa comercial en el
lugar donde murió mi hijo es lo más zafio, lo más insensible", señaló
Horning al periódico.
En la tienda se pueden adquirir todo tipo de
recuerdos del Museo de la Memoria, desde gorras y sudaderas a banderas,
libros o tazas con imágenes y mensajes relacionados con la tragedia.
La polémica es sólo la más reciente de todas las
que han envuelto al museo, que fue inaugurado por el presidente de
Estados Unidos, Barack Obama, el pasado jueves y que estos días está
abierto a familiares de las víctimas y personas que trabajaron en la
respuesta a los atentados.
Numerosos familiares de los fallecidos y personas
involucradas en la tragedia han expresado su disconformidad con la
creación del museo, mientras que otros han dejado claro que aún no están
preparados para volver a enfrentarse a esas imágenes, según recogió un
reportaje publicado esta semana por The New York Times.
El museo abrirá el próximo día 21 al público
general, que deberá pagar una entrada de 24 dólares, un precio que
también ha sido motivo de críticas.
Tampoco ha gustado a algunas familias el traslado a
una sala privada en los sótanos del edificio de los restos de los
fallecidos sin identificar, por el que han protestado en las últimas
semanas.
Todavía quedan por identificar 1.115 de las 2.753
personas que murieron aquel día tras el derrumbe de las Torres Gemelas, y
de los cerca de 22.000 fragmentos humanos que se recuperaron en la
"zona cero" casi un tercio todavía no han sido cotejados, según los
últimos datos de la Oficina del Forense de la ciudad.
El museo, finalizado casi trece años después de
los ataques terroristas, pretende recordar a la ciudad, al país y al
resto del mundo las tragedias y lecciones de aquellos días, con la mente
puesta en las tres mil víctimas y los héroes que dieron su vida.
A lo largo de varias salas repartidas en más de
10.300 metros cuadrados de exposición, los visitantes encontrarán desde
dos tridentes de acero que formaron parte de la estructura de la fachada
de la Torre Norte hasta los restos de un camión de bomberos o el motor
de uno de los ascensores de la Torre Sur.
Los dos sectores principales del museo se
encuentran bajo las enormes piscinas que presiden el Memorial del 11S,
donde se pueden ver fotografías, maquetas y objetos personales de las
víctimas y del personal de los servicios de emergencia y rescate.
Otro de los puntos centrales es una enorme sala
donde se encuentra "la última columna", de 56 toneladas de peso y casi
11 metros de altura, retirada de la "zona cero" en mayo de 2002 y que en
las semanas posteriores fue cubierta de mensajes, fotos y otros
recuerdos por el personal de rescate, los voluntarios y familiares. EFE
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