(Reflexiones para el 2016)
Autor FERNANDO RODRĺGUEZ CÉSPEDES |
En estos días, en los que se invita tanto a la reflexión, al
comedimiento, al amor y a la paz, es importante que iniciemos el ejercicio de esos valores y sentimientos en nuestros
hogares y que los extendamos a nuestros semejantes en las calles, el trabajos y
cualquier otro lugar.
Es necesario que así sea para lograr una vida más plena y
agradable en familia y para sobrevivir en tiempos tan difíciles en los que por,
cualquier motivo, se apela a la violencia irracional. Los ejemplos sobran en
este diciembre ensangrentado por la intolerancia.
Cuando invito a que iniciemos las buenas prácticas de la
convivencia en nuestros hogares, es porque muchas personas, por no decir la mayoría,
se desbordan en amabilidad y atenciones con sus compañeros de trabajo o en las
calles pero cuando llegan a sus casas se transforman en ogros.
Parecería que el estrés que tienen que soportar fuera de sus
hogares, por razones de sobrevivencias o
conveniencias, lo sueltan frente a sus seres queridos, haciendo víctimas de su soberbia
e intolerancia a su entorno familiar convirtiendo el hogar en un infierno.
Es común el personaje que anda, cual Quijote de La Mancha,
tratando de enderezar los problemas del mundo, mientras sus hogares son un
desastre. Con los extraños tienen un comportamiento tan amable y educado que ya
quisieran para sí su compañera e hijos.
Valoremos nuestra familia, hagamos que, en base al amor, el
diálogo y la tolerancia esta funcione y si lo logramos, estaremos haciendo un
enorme aporte para que el mundo y la sociedad que andan tan mal y que tanto
criticamos , se enrumben por los caminos de la paz y el amor. Feliz Año Nuevo!.
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