El depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi fue
condenado hoy a 20 años de prisión por el uso de la violencia durante
los disturbios registrados en El Cairo en 2012, en la primera sentencia
contra él de uno de los procesos en los que afronta la pena capital.
Además de Mursi, 12 dirigentes y activistas
islamistas fueron condenados, en este juicio, a la misma pena, entre
ellos el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ) -brazo
político de los Hermanos Musulmanes-, Esam al Arian, y el miembro de su
Ejecutiva Mohamed Beltagui.
Los sentenciados, y otras dos personas condenadas a
diez años de prisión en el mismo caso, fueron procesados por el uso de
la fuerza y la retención y tortura de personas durante los choques entre
opositores y seguidores de Mursi ocurridos el 5 de diciembre de 2012,
cerca del Palacio Presidencial Al Itihadiya, en la capital egipcia.
El fallo estipula además para todos los procesados
cinco años de vigilancia policial una vez que sean excarcelados y la
remisión del caso a un juicio civil para que los condenados reparen los
daños causados por sus delitos.
Los procesados fueron, sin embargo, absueltos de
los cargos de asesinato premeditado y posesión de armas de fuego sin
licencia, algo que evitó que fueran condenados a la pena de muerte.
El abogado de Mursi, nombrado por la corte después
de que se retirara la defensa original, Sayed Hamed, dijo a Efe que la
sentencia es "equilibrada" al absolver a los acusados del cargo de
homicidio, pero adelantó que recurrirá ante el Tribunal de Casación.
El día de los acontecimientos, decenas de
simpatizantes de la hermandad desalojaron una protesta de grupos
opositores a Mursi contra la Declaración Constitucional emitida, en
noviembre de 2012, por el entonces mandatario.
Mursi asumió el poder en junio de 2012 en las
elecciones que siguieron a la caída del presidente Hosni Mubarak y fue
depuesto por un golpe militar en julio de 2013.
En la Declaración Constitucional, Mursi blindó los
decretos presidenciales ante los recursos judiciales y ofreció la
inmunidad al Parlamento y a la Asamblea Constituyente.
Según la sentencia, los procesados ordenaron de
forma directa o incitaron a través de los medios de comunicación a que
los simpatizantes islamistas desalojaran la manifestación opositora, lo
que causó la muerte del periodista egipcio Al Huseini abu Dif a causa de
un disparo, además de varios heridos.
Asimismo, 54 manifestantes opositores y ciudadanos
que se encontraban en el lugar durante los disturbios fueron retenidos y
torturados.
La sesión de hoy, que duró apenas diez minutos, se
celebró en la Academia de la Policía, en las afueras de El Cairo, cuyas
entradas principales fueron ocupadas por un amplio despliegue de los
agentes de seguridad y de fuerzas especiales.
Dentro de la sala solo asistieron una decena de
abogados, decenas de agentes de seguridad y la prensa, mientras que los
familiares de los procesados o de las víctimas no estuvieron presentes.
Los acusados presenciaron el proceso encerrados en
jaulas de metal con doble fondo de cristal, que aislan del sonido y
perjudican su identificación a causa del polvo acumulado sobre el
vidrio.
Sin embargo, las jaulas no impidieron que los reos hicieran símbolos islamistas con las manos.
Al final de la lectura de la sentencia, Mursi fue
trasladado en un helicóptero a su prisión de Burg al Arab, en las
afueras de la ciudad septentrional de Alejandría, mientras que el resto
de los condenados fueron desplazados en vehículos al complejo
penitenciario de Tora, cerca de El Cairo.
En su primera reacción, la Coalición Nacional para
la Defensa de la Legitimidad, encabezada por la cofradía de los
Hermanos Musulmanes, calificó de "nula" la condena de hoy y reiteró su
determinación de continuar sus esfuerzos hasta el derrocamiento del
sistema político actual, que tacha de golpista.
Por su parte, Amnistía Internacional (AI) calificó
el fallo de "farsa" y pidió que se repita el proceso o que Mursi sea
puesto en libertad.
Después de este caso, el expresidente y varios
dirigentes de la hermandad afrontan la pena de muerte en otros dos casos
en los que la justicia se pronunciará el próximo 16 de mayo.
En el primer caso, Mursi está acusado de
coordinarse con el movimiento islamista palestino Hamás durante la
revolución del 25 de enero de 2011, que derrocó a Mubarak, para
enfrentarse a los servicios de seguridad y liberar a los detenidos
islamistas de las prisiones.
Mientras, en la segunda causa, el expresidente
está procesado por haber huido de la cárcel de Wadi Natrun durante esa
revolución, gracias a una supuesta ayuda de combatientes de Hamás y de
la organización libanesa chií Hizbulá.
En otros dos casos, el exmandatario está siendo
juzgado por supuestamente filtrar documentos clasificados a Catar y por
insultar a la justicia, a la que acusó en uno de sus discursos en junio
de 2013 de falsificar los resultados de las elecciones parlamentarias
egipcias de 2005. EFE
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