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lunes, 2 de junio de 2014

El trujillismo 53 años después




                  
Rafael Leónidas Trujillo Molina
 
POR FERNANDO RODRĺGUEZ CÉSPEDES
 Con el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina se decapitó la tiranía pero no se eliminó el trujillismo cuya influencia sigue gravitando en nuestra sociedad, 53 años después, gracias a alianzas políticas espurias y a la existencia de una casta privilegiada que ha disfrutado y sigue disfrutando de la protección del Estado


     Grandes fortunas de procedencias ilícitas son exhibidas y estrujadas en las caras de los marginados sociales que día a día luchan desesperadamente para cubrir sus necesidades más perentorias mientras ven impotentes cómo se repite la historia de individuos que llegan a poder a enriquecerse descarada e impunemente.

     Estos señores, blindados por un sistema judicial estructurado a su conveniencia y medida, hacen y deshacen con la seguridad de que por mucho que los denuncien quienes luchan por vivir en un país decente, donde la ley sea igual para todos, no lograrán que se haga justicia porque ellos tienen todo previsto y amarrado.

     Por eso, los resultados de las auditorías realizadas por la Cámara de Cuentas a gestiones de funcionarios, pasados y actuales, solo sirven para poner el dedo sobre las llagas purulentas de una corrupción cuyos responsables de perseguirla ni se dan por enterados, mientras el pueblo observa indignado estos desafueros.

     El autoritarismo  de personeros que han tenido la habilidad de mantenerse vigentes, a la sombra del poder desde los tiempos de la dictadura hasta nuestros días, es tan grande que se consideran por encima del bien y del mal y manejan las dependencias a sus cargos como feudos de su propiedad.

     Hay otros, que desde el sector privado, no conformes con los cuantiosos bienes que heredaron de la dictadura, pretenden seguir usufructuando y apoderándose descaradamente de los bienes del Estado, que es lo mismo que decir de los bienes del pueblo, como en el sonado caso de Antena Latina.

Existen otras muchas situaciones, como la impunidad que ha protegido a los asesinos del profesor Narciso González, a los autores intelectuales del asesinato de Orlando Martínez y a los responsables de fusilamientos como los de Manolo Tavárez Justo y sus compañeros, y  del Coronel de Abril, Francisco Alberto Caamaño Deñó.
     Estos indicadores confirman  la vigencia del trujillismo 53 años después.
      
    
    
            


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