Jordy Veras y su padre Ramon Veras (negro) |
No obstante a que la
sentencia condenatoria contra el empresario santiagués Adriano Román y
el grupo de sicarios que atentó contra
vida del abogado-comunicador Jordi Veras,
en Santiago, constituye una seria advertencia contra el crimen organizado, la
familia Veras Rodríguez y las autoridades, deben extremar las medidas de seguridad
ante nuevas amenazas contra el joven abogado y su padre.
Adriano Román ha demostrado, con su largo historial delictivo, ser capaz de
cualquier cosa sobre todo ahora que, cual fiera herida, sin nada más que
perder, intenta lanzar sus últimos zarpazos, como denunciara el doctor Ramón
Antonio- Negro- Veras, padre de Jordi, quien anunció la salida del país de su
hijo y familia por razones de seguridad.
La mayor prueba de la peligrosidad de Román es que cumpliendo condena por el intento fallido de
asesinato contra su ex esposa Miguelina Llaverías, a quien había sometido a graves
vejámenes y agresiones físicas, en vez de asumir una actitud de
arrepentimiento, contrata a un grupo de facinerosos para ultimar a
Jordi porque logró que se hiciera justicia.
Con la segunda sentencia, lograda por el joven abogado en su
contra, el odio y la rabia de Adriano Román se han duplicado y dadas las facilidades que
proporciona el dinero y la cantidad de delincuentes que existen en las cárceles
y calles de nuestro país, las
autoridades deben garantizar la seguridad en torno a la familia Veras Rodríguez
merodeada por individuos sospechosos.
Ahora viene el proceso de apelación y pese a los incidentes que en base a trapisondas,
chantajes y amenazas Román y sus abogados
secuaces suelen ejercer, confiamos en
que los intentos por cambiar la sentencia condenatoria caerán en el vacío ante
la contundencia de las pruebas presentadas y la actitud responsables de la
justicia de Santiago y el Procurador General de la República, Francisco
Domínguez Brito.
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