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lunes, 14 de marzo de 2016

Gordo y lento como atleta que perdió su disciplina

Juan Marichal
Autor Tiberio Castellanos

      "Cada contendiente se impone en todo una disciplina".
(ese en todo, a mi me impresiona muchísimo)
        Esto dice Pablo, el de las Epístolas, que presenció
algo de los primitivos Juegos Olímpicos en Atenas, donde
es sabido por una de sus cartas que también habló allí en el
famoso Areópago.
 
        Digo presenció algo, pues como puede suponerse, Pablo no andaba por Atenas en gestiones deportivas.
 
        Pablo dice: "¿No sabeis que en el estadio todos los corredores
cubren la carrera, pero uno solo se lleva el premio?
Corred así para ganar. Además, cada contendiente se impone
en todo una disciplina; ellos para ganar una corona que se
marchita; nosotros, una que no se marchita”. 
 
         Han pasado muchos años de aquel viaje de Pablo. Aquellas
Olimpíadas se interrumpieron. Aparecieron mucho tiempo después en 1896 gracias al tesonero trabajo de Pierre de Cubertín. Pero… la observación aquella de Pablo de que “cada contendiente (para ganar) se impone en todo una disciplina” sigue siendo puntual enseñanza para todo aspirante a triunfador.
 
         Algunos piensan que esto de la disciplina sólo está bien para militares, artistas del teatro , bailarines, monjas de convento. Pero resulta que hasta la salud corre grandes riezgos cuando uno no tiene disciplina.
          Curiosamente, la disciplina, que para muchos comienza en el hogar, tiene escenarios importantes en la cama y en la mesa. 
 
           Es allí donde la disciplina construye  la puntualidad, la sobriedad, etc.. Un etcétera que siempre envuelve la salud del cuerpo… y del alma.
 
           Sí, la disciplina comienza en el hogar. Pero muchos pueden desarrollarla o completarla en instituciones militares, conventos y otras
escuelas de “estrictas reglas”.
 
            Aquí en EEUU se ha intentado con los “Boot Camps”. Pero
me parece que con poco entusiasmo, poca energía, y quizás poco patriotismo (yo espero tiempos mejores para este ensayo).
 
             Los que siguen las noticias del Beisbol, en las Grandes Ligas
Americanas han podido apreciar los ejemplos de dos peloteros dominicanos que ilustran lo útil de la disciplina en un caso. Y en el otro lo desastrozo que es vivir sin ella. Debo aclarar que para llegar a
Las Grandes Ligas se necesita un cierto talento, que ambos tenían. Según parece, la disciplina o su ausencia hizo el resto de la historia.
 
              Un caso  es el de Juan Marichal.  Y el otro es el de Cutá Pérez.
Como Marichal, hay otros grandes peloteros dominicanos triunfadores en las Grandes Ligas. Pero él fue el primero en el Hall de la Fama y el primero con estatua frente al estadio. El caso de Cutá Pérez no es,
por supuesto, único. Lo cito porque sí, fue el mas pintoresco y el  que recibió mas prensa.
Un abrazo.

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