Francisco Dominguez (Pilin) hombre que sin temor y mucha fe en Dios lucha por su vida

Un Momentito con Miguel

Miguel De Jesús y Francisco Dominguez (Pilin) 

Autor Miguel De Jesús

Locutor y Abogado Dominicano

H

ace varios años lo conocí en la cabina de Radio 1680 AM de la ciudad de Philadelphia, en  los Estados Unidos de Norteamérica, nos presentó un amigo hermano en común, Ramón Moran, recuerdo que  él estaba promoviendo una actividad pues se desempeñaba como promotor y empresario artístico.

Hicimos tanta química que desde ese día no hemos perdido el contacto, años después de ese primer encuentro el se abrazó a la comunicación creando el show radial “Los Clásicos de Pilin” lo que motivó a que la gente le llame ahora el clásico mayor.

En sus últimas vacaciones en República Dominicana el destino le jugó una mala pasada, fue recluido en un centro clínico y el diagnostico fue de “graves problemas renales”. Para cualquiera de nosotros era el final, pero para nuestro clásico mayor es apenas el comienzo.

Mantuvo su risa de muchacho bueno y enfrentó a la muerte diciéndole “de aquí tu no me mueves”, miró al Cielo y pidió fuerzas a su Dios. Sé vistió de esperanza y se armó de coraje  saliendo a la calle para marchar con los triunfadores.

Las diálisis y chequeos  con su médico cada dos días no lo hicieron flaquear y después de una pausa, con fuerza regresa a la radio. Los domingos de 7 a 10 de la noche por la Mega de Philadelphia y los sábados de 8 a 10 de la noche desde Estados Unidos transmite para Criolla 106 emisora ubicada en la ciudad de Santiago República Dominicana.

Su estilo de hacer radio está cargado de sabor a pueblo adornado con una manera sencilla para decir las cosas, el orgullo dominicano vive dentro de él y lo pone de manifiesto al presentar cada merengue.

Cuando un dominicano lo visita, el no sabe que hacer para  que se sienta  bien, es un anfitrión excelente que con la sensibilidad y sinceridad de un niño cuida cada  detalle para crear un mundo mágico a  las personas que están en su entorno.

La última vez que lo vi fue en su casa en la ciudad de Trenton, capital del Estado de Nueva Jersey   alegrándome de su  positivismo y deseos  de vivir. Al día de hoy de  ese hombre que sonríe  y nos anima  la vida detrás de un micrófono  nadie puede imaginar que está en lista de  espera de un donante de riñón para garantizar años de calidad.

El es una inspiración para todos, guerrero que usa todas las armas, hombre honrado y decente, pero sobre todo entregado en cuerpo y Alma a sus amigos. En lo que el Sol de hoy  se acuesta para anunciar un nuevo amanecer  cargado de esperanza, expreso públicamente mi admiración y respeto por Francisco Dominguez (Pilin) hombre que sin temor y mucha  fe en Dios lucha por su vida